Miércoles, 4 de marzo del 2015 Matias Mau (Minero y escritor, Berga)

La gran decisión del presidente Mariano Rajoy fue la de evitar el rescate, lo que habrá acabado por llevar a la ruina a los colectivos más desfavorecidos. No nos engañemos, para acudir en nuestro rescate la troika solo exigía dos cosas: acabar con el déficit público y conseguir un superávit primario. Pero Rajoy dejó clara su decisión cuando se le pidió cortar el despilfarro y el tamaño del Estado: «Eso ni se toca», y no dudó en escoger el endeudamiento de algunos españoles, no todos, a través de la barra libre del Banco Central Europeo (BCE) que puso en marcha su presidente, Mario Draghi.
Frente a una quita de deuda de 400.000 millones de euros que hubiera supuesto el rescate. Rajoy nos ha endeudado en 536.475 millones de euros más en solo dos años y nueve meses. El crecimiento más rápido del endeudamiento en 300 años. Con el rescate, miles de empresas públicas innecesarias, miles de coches oficiales, despachos de lujo, viajes y tarjetas sin control hubieran desaparecido. Para colmo se ha ayudado a las comunidades autónomas y a entidades donde los más despilfarradores y corruptos han sido premiados. En definitiva, a Rajoy le importan un rábano los pensionistas, los parados, el haber expoliado a la clase media o haber llevado a millones de españoles a la pobreza y la exclusión social. Ojalá algún día la justicia le obligue a responder por ello.
 

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