La sociedad debería familiarizarse con el síndrome de alcoholismo fetal (SAF). La causa es el consumo de alcohol durante el embarazo y afecta a muchos niños adoptados en Rusia. El diagnóstico es difícil porque se confunde con otros trastornos como el autismo, el TDH y el trastorno general del desarrollo. Puede provocar trastorno del lenguaje, hipotonía, discapacidad intelectual, irritabilidad, hiperactividad, déficit de atención, falta de habilidades sociales, rasgos autistas, impulsividad... Nuestro hijo de siete años lo padece, y ni el Institut Català de la Salut ni el Institut Català d'Acollida i Adopció están preparados para afrontar este problema. Fracaso escolar, desestructuración de la familia, delincuencia, drogas y alcohol son las desgracias que rodean a estos chicos y a sus familias. Muchos hemos recorrido médicos, psicólogos y terapeutas que en su mayoría desconocen las consecuencias del SAF. Nuestro hijo estudia en una escuela para necesidades educativas especiales que nos está ayudando mucho, pero hay pocas escuelas especializadas y pocas plazas. Es necesario concienciar de este problema y que la Administración ponga más medios para atender a estas familias.
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