Los aplausos del pasado 8 de abril en las Cortes por la abrumadora victoria del 'no' fueron patéticos, pues les parece haber liquidado el mal llamado "problema catalán" cuando su 'no' es el reflejo del problema español. No fue una victoria democrática, sino demográfica, la prueba de ello es que no solo votaron 'sí' los partidos que defienden un referendo en Catalunya y aquellos que votaron en calidad de su identidad: Canarias, Galicia, País Vasco y Valencia. A mí me gustaría decir que "me sé español (Estado) y me siento catalán (nación)". Rajoy olvida que la constitución reconoce que Catalunya es una nacionalidad, lo que significa que se puede ser nacionalmente catalán sin menoscabo de ser español. No es una cuestión de buenas palabras: hace falta que quien se siente catalán perciba que el Estado reconoce esta nacionalidad con hechos.
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