Jueves, 30 de octubre del 2014 Juan Manuel Giménez (Badalona)

Está claro que los de arriba y algunos más siguen desdeñando a los indignados, sufridos, resignados e indefensos ciudadanos. Si no, cómo es posible que tengan el descaro de seguir permitiendo que se desaloje de sus hogares a familias a las que les han arrebatado hasta la dignidad, recortando presupuestos que ni deberían cuestionarse o castigando desproporcionadamente a quien eleva el tono por exigir sus derechos. Todo ello mientras ellos siguen sistemáticamente con sus prácticas de desfalco de cualquier arca que se precie. ¿Cómo debemos llamarlos? Corruptos ya no parece suficiente, porque lo suyo es mucho más perverso y no hay calificativo. La conciencia es algo que no entra en sus principios morales y su máxima, seguramente en connivencia hasta con los defensores de otras tendencias políticas, parece ser no tirar de la manta, porque posiblemente podríamos seguir sorprendiéndonos, y mucho. 

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