Mi padre no sabe que estamos inmersos en una crisis económica ni más de seis millones de parados en España. Tampoco conoce al señor Luis Bárcenas ni a Iñaki Urdangarin. No sabe que ha llegado un nuevo entrenador al Barça. Ni siquera distingue si estamos en verano o en invierno. Tiene Alzhéimer. No sé cómo vive y siente las cosas que le pasan por la cabeza, pero estoy convencida de que las vive a su manera, que a veces se alegra y que otras veces las sufre cuando le duelen. Es la tercera persona de mi familia que padece esta misma enfermedad. Hay dos historias ficticias que ilustran este drama que estamos viviendo. Una es una historia breve del escritor Manuel de Pedrolo contenida en su libro de cuentos 'Trajecte final', y la otra, una película titulada 'El curioso caso de Benjamin Button', protagonizada por Brad Pitt. Sin embargo, la realidad es mucho más dura y sórdida de lo que sea capaz de recrear cualquier lectura o película. A nosotros ya no nos quedan fuerzas más que para aguantar el día a día, así que ni siquiera nos enzarzamos ya en luchar por cosas como el derecho que garantizaba la ley de la dependencia. A estas alturas, solo podemos decir: "Te echamos de menos, papá. No te vayas más lejos".
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