"Tío, he visto un concurso en el que dan mil euros al mejor cortometraje". "Venga, a por ello". ¿Tenemos presupuesto? No. ¿Tenemos equipo? No, pero ¡a por ello! Y es que vemos dinero y vamos detrás como borregos. Hazlo, que perder no pierdes nada, aparte de tiempo, claro está, pero de eso vamos sobrados los jóvenes graduados. ¿Para qué? Para que finalmente el corto seleccionado deje mucho que desear. Lo peor no es eso: lo peor es que tú y todos los demás habéis dado gratis cientos de ideas, imágenes y ejes creativos. Todo para que después menosprecien tu trabajo. Te has convertido así en uno más gracias a cuyo trabajo una empresa se ha ahorrado dinero. La respuesta parece fácil: No participes. Pero en una sociedad en la que no hay trabajo, es importante mantenerse en movimiento, que parezca que trabajas, y que lo publiques en tu twitter. Al final del día solo eres uno más que intenta abrirse una puerta.
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