Quería agradecer el gesto de un caballero del cual desconozco la identidad y del que tan solo sé que manipulaba dos móviles hasta que se percató del estado de mi mujer: embarazada y de pie durante todo el trayecto en un tren repleto el día 25 de marzo hacia las 18.20 horas. Dicho caballero pidió educadamente uno a uno al resto de los viajeros que se encontraban sentados (incluso ocupando plazas reservadas para personas con alguna dificultad) que cedieran su asiento a una mujer embarazada. Hasta la décima persona a las que se pidió la cesión del asiento, nadie se dignó a levantarse. Fue un joven adolescente, al cual también quiero agradecérselo. No sé qué educación tenemos. Entiendo que cada uno va a lo suyo y que no nos fijemos en lo que pasa a nuestro alrededor. Pero, si nos piden un gesto, ¿quién es capaz de negarse a ceder un asiento a una embarazada?
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