En Catalunya hay una parte de independentismo visceral que se deja llevar por el corazón y no por la razón. Yo no soy independentista ni estoy de acuerdo con el Gobierno del PP. Si alguien es capaz de demostrarme con cifras que económicamente sería mejor para Catalunya, votaría por la independencia, pero no es así. Es cierto que Catalunya aporta al Estado más de lo que le corresponde -1,5 puntos del PIB-, pero la estructura de un Estado propio costaría mucho más. Solo la formación de un ejército supondría 1,5 puntos del PIB (el mínimo que exige la OTAN a sus miembros), y eso si se pudiera integrar en la OTAN, porque el coste de un ejército independiente sería mayor. Una Catalunya independiente (por la brava) quedaría fuera de Europa, y no porque la expulsen, sino porque por sí sola sale de España. Para constituirse en un nuevo Estado este debe ser ratificado por los demás miembros, y una vez ratificado y constituido, solicitar la entrada en la UE y ponerse a la cola. A pesar de todo, hay quien dice que estaríamos mejor fuera de Europa, y ponen como ejemplo a Suiza, Andorra, Liechtenstein… Pero Catalunya no es un paraíso fiscal, depende de su riqueza interna, y 7,5 millones de consumidores no son suficientes, necesita exportar. ¿Qué pasaría con las empresas que exportan más del 50% de su producción? ¿Qué inversor o banco se arriesgaría en un nuevo Estado con un presidente que amenaza con no pagar la deuda y unos parlamentarios de ideologías tan dispares a los que solo une el sí? ¿Qué pasará cuando tengan que gobernar? Dejemos la pasión para el fútbol, y pensemos con la cabeza.
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