Me gustaría que España se convirtiera en un Estado federal. Pero no en una federación de 17 territorios, que sería igual que el actual y caduco Estado de las autonomías. Tendría que ser un federalismo auténtico, de autogestión, con leyes y recursos propios, con la contribución correspondiente al conjunto, y conviviendo fraternalmente en un mismo Estado. Federalismo significa unión, libertad y solidaridad; en él se pacta todo. Podría estar formado por cuatro o cinco naciones, las que tienen claro el concepto de nación propia e incluso alguna otra. El inconveniente principal son estos gobiernos nacionalistas: el nacionalismo español, disfrazado de constitucionalismo, el peor. La política anticatalana del Gobierno, ayudada por la crisis, ha hecho que en Catalunya la gente esté cansada del sistema actual, y en el resto de España genera odio a los catalanes. Ahora los no nacionalistas, que hemos defendido Catalunya como el que más, somos los malos. El cambio de la Constitución solo se logrará con un Gobierno de izquierda que crea en el federalismo. Muchísimos catalanes defendemos que Catalunya es una nación, pero más de la mitad estamos en contra de un Gobierno nacionalista. La izquierda no es nacionalista, aunque algunos nacionalistas digan que son de izquierdas. La izquierda auténtica combatirá siempre los nacionalismos por excluyentes. Somos catalanistas y pretender separarnos con la independencia es injusto.
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