Soy socio de dos asociaciones de fumadores de cannabis de Barcelona, y creo que deberían haber empezado a existir mucho antes; pero entiendo que hay que regularlas y así evitar que las malas prácticas de algunas acaben con el buen trabajo de las demás. Hay que darse cuenta de que el consumo está muy extendido en la clandestinidad. Por su ilegalidad, o mejor dicho alegalidad, y por las sanciones que se imponen por la tenencia o consumo en la vía pública. Con las asociaciones dejamos atrás el menudeo en las calles, mafias y traficantes, consumo en la vía pública,.. Además, no son espacios solo para fumar, sino que la mayoría cuentan con actividades y talleres para sus asociados. Por otro lado, estas asociaciones están generando centenares de puestos de trabajo. ¿Realmente tanto nos cuesta abrir los ojos? ¿O es que hay intereses encontrados? Lo más beneficioso es regular estas asociaciones de fumadores, antes que acabar con ellas.
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