“Cacas, calimocho y chunta-chunta», este es el eslogan que debería sustituir, al menos en Poblenou, al mítico «sexo, drogas y rock'n'roll» de los años 60 del siglo pasado. Mientras en el barrio de Gràcia la policía se aposta en cada esquina para vigilar que la bohemia de pega despeje las calles apenas dan las tres de la madrugada, a esas mismas horas, en Pere IV, una muchedumbre campa a sus anchas bebiendo y berreando hasta más allá de las cinco de la mañana. Además de por los cánticos nocturnos y el chunta-chunta de los coches donde se hace botellón, Pere IV debería ser famosa por ser la calle con más cagadas de perros por metro cuadrado. Allí llevan los animales de dos patas a sus animales de cuatro para que depongan unos magníficos pastelotes. Caminar por Pedro IV es como ir por un circuito de obstáculos. Si pasas por aquí serás bienvenido pero, no te despistes, mira al suelo y cuidado con las heces. Creo que se debería prestar la misma atención a todos los barrios, con independencia de si están o no de moda y de los políticos que vivan allí.
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