Que los catalanes tengamos como símbolo un burro no es extraño: somos así de burros. Que nuestros políticos que están a favor de la independencia, frente a un hecho histórico como son las elecciones del 27-S, no sean capaces de ponerse de acuerdo es realmente vergonzoso. Nadie quiere ceder en nada, solo les importa su ego y tienen miedo de perder su escaño si las cosas no salen bien. Ya no se acuerdan de la emoción de mucha gente, sobre todo gente mayor, que fue a votar el 9-N. Reflexionen, señores políticos, piensen que tal vez no tendremos otra oportunidad como esta y hagan una lista única: es igual quien vaya al frente mientras esté a favor de la independencia.
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