Ha muerto Chávez y hay que hacer balance a toda prisa. No me gusta nada la alabanza sin más de un proceso que desconocemos considerablemente. No me gustan los líderes vistos como casi divinos; no me gusta el culto a la personalidad que, aunque quizá no promovía Chávez, sí utilizaba para gobernar. Y no me gusta el blanco o negro, porque entonces, cuando pintas algún gris ya no eres lo bastante bueno, ni lo bastante radical ni lo bastante como debe ser. No hablo de Chávez sino de cualquier proceso revolucionario, comenzando por el que conozco más a fondo: el de 1936 en los Països Catalans. Y es verdad, y lo pienso: Chávez lo ha hecho muy bien, porque una vez consiguió levantar las clases oprimidas de América Latina y hacerles tomar conciencia de su importancia como personas, les ha hecho aprender que podían decidirlo todo, o casi todo. Pero para valorar su gobierno necesitaremos perspectiva y datos, no solo sensaciones. Podremos así extraer conclusiones que ya no serán solo blancas o negras. Y si solo se pudiera elegir entre blanco y negro, yo elegiría rojo, el rojo del siglo XXI. Descansa en paz, mano, que las revoluciones del XXI ¿y las que vendrán¿ no deben parar, y tú las pusiste en marcha.
Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí
Envía una carta del lector, opina sobre la actualidad y haznos llegar testimonios, denuncias y sugerencias para publicar en la edición impresa y en la web.
MOVILIDAD - Alessandro Malfatti (Barcelona)
SERVEIS - Enric Alfonso (Salou)
BARCELONA - José María Mateo (Santa Coloma)
ACTUALIDAD - Pablo Fuentes (Valladolid)
POLÍTICA - Antoni Tort (Barcelona)