Martes, 16 de septiembre del 2014 Jordi Ruiz Peñas (Badalona)

El 30 de julio tuve un accidente yendo en bici del trabajo a casa en la avenida del Paral·lel (que estaba en obras), y me rompí los huesos temporal y maxilar de la cabeza y una costilla y sufrí magulladuras, cortes y golpes en el resto del cuerpo. Desperté en el Hospital Clínic sin recordar lo ocurrido pero milagrosamente vivo. Según la Guardia Urbana y algunos testigos, me metí en un enorme bache. En mi opinión, lo que pasó es lo que sucede desde el éxito de la bici en Barcelona: no hay un plan. Los ciudadanos de Barcelona nos hemos lanzado a la utilización de la bici como transporte limpio, sano y ecológico y el ayuntamiento no nos ha acompañado. Las obras del Paral·lel son solo un ejemplo más de la falta de idea de cómo transformar la ciudad. No se pueden seguir pintando rayas en las aceras o suprimir un carril bici tan utilizado como el de Paral·lel dejando como alternativa circular por una acera llena de peatones y terrazas o por una calzada llena de agujeros. Deberíamos tener ya un plan integral de movilidad urbana (e interurbana) que incluyera la bici, y lo único que se ha hecho ha sido mirar hacia otro lado y criminalizar a los ciclistas. Los peatones tienen toda la razón en sus quejas, pero la culpa no es de los ciclistas, sino de la falta de planificación de la Administración. Las bicis deben bajar de la mayoría de las aceras y tener su espacio preferente, y una gran parte de la ciudad debería ser considerada zona de máximo 30. ¿Para cuándo un plan serio de movilidad ciudadana que incluya la bici?

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