Jueves, 30 de julio del 2015 Eulàlia Pera (Barcelona)

Leo las opiniones a favor y en contra de las bicis de Josep Maria Ureta y Carlos Márquez (23 de julio). Me gusta lo que dice Ureta y que siempre se oculta: lo que pagamos todos los ciudadanos para que unos cuantos (no precisamente los más vulnerables) vayan gratis de puerta a puerta. ¿Por qué yo he de coger transporte público, y pagar además por un carril, señales, semáforos, piezas de caucho, palos, pivotes, pintadas en rojo, pintadas a cuadros, rampas en las paradas de autobús, vallas, barras para estacionamiento , barandillas, ... para que los ciclistas vayan gratis? ¿Es un tema prioritario, por encima de la construcción de guarderías, residencias para ancianos o centros especiales de trabajo? Todos los ciclistas pueden ir en transporte público. Es incuestionable que el carril bici provoca mala convivencia en Barcelona: en la acera molestan, en la calzada también, hay carriles dobles en calles de una sola dirección, carriles entre los coches aparcados y la acera, carriles entre el peatón y los contenedores, carriles entre bancos y usuarios, carriles entre la parada del bus y este, bicis a velocidades increíbles, bicis en el metro aunque vaya lleno… En su artículo Carlos Márquez dice que la bici es el único medio de transporte que crece. Porque es gratuito. Una vez se subió la cuota del Bicing y todos los ciclistas se echaron a la calle, hasta el punto de que incluso la Síndica de Greuges se implicó para que retiraran este aumento. Dice que tiene ventajas sobre la salud, el medio ambiente y la fluidez del tráfico. Se puede hacer salud caminando, corriendo y subiendo y bajando las escaleras del metro. En cuanto al medio ambiente, la contaminación viene esencialmente de los atascos que sufren los coches, agravado en las calles en que pasan los ciclistas. Además, se ha reducido el carril para los coches.

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