Martes, 13 de octubre del 2015 Eulàlia Pera (Barcelona)

 El actual Ayuntamiento de Barcelona encabezado por la alcaldesa Ada Colau, en el que teníamos depositadas tantas esperanzas, mantiene la misma tónica de los anteriores mandatos: el coche es de ricos, la bicicleta es de pobres y, por lo tanto, necesita ayuda. El coche debe pagar aparcamiento, seguro obligatorio, impuesto de circulación. En cambio, entre todos pagamos el carril bici. Ahora, además, como el servicio del Bicing es deficitario, este déficit no lo asumirá quien lo utiliza, sino entre todos los ciudadanos.

Mi lectura es otra: el coche es imprescindible para los que trabajan y no tienen un transporte público adecuado, para las personas mayores, enfermos, discapacitados, para el transporte de cargas pesadas, etcétera. Y la bici la utiliza la gente joven (sea rica o pobre) que aprovecha para ir de puerta a puerta de manera gratuita.

Toda persona que tiene un negocio y este es deficitario debe asumir ese hecho y, en consiguiente, cerrar. El Ayuntamiento debería hacer igual con un transporte que desde que se ha implantado solo ha traído malestar y gastos. ¿O es que la bici está incluida en las obras sociales que dice el nuevo Ayuntamiento que quiere implantar? ¿Qué tiene de social el carril bici?

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