N o estoy en contra del turismo ni creo que sea culpable de todos los males de la ciudad. Pero los barceloneses queremos otro modelo turístico en el que el bienestar de las personas esté por encima de obtener el máximo beneficio a cualquier precio. El ayuntamiento tiene que explicar a los vecinos su modelo de gestión turística, hasta ahora basado en tres ejes: potenciar la desregularización del sector; vender la marca Barcelona como paraíso etílico y sexual, y estar al servicio de las patronales del sector. Necesitamos mecanismos de diálogo permanente entre vecinos y Administración. Si seguimos así corremos el peligro de acabar expulsando a los vecinos y tener que sustituirlos por siluetas de cartón para que los visitantes crean que aquí vive alguien.
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