La crisis económica ha supuesto un cambio radical en hábitos. Los gobiernos han incorporado a su lenguaje la palabra «austeridad», que a los ciudadanos se nos ha traducido como "recortes". Estas medidas han sido impuestas desde la denominada troika, formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los gobiernos de los países afectados, han seguido las instrucciones de la troika pero poniendo el énfasis y las prioridades según la ideología de cada uno. Las clases media y baja han sido las más sacrificadas. Para mucha gente su situación será irreversible. En esta situación tan angustiosa, los ciudadanos ven que el BCE inaugura su nueva sede, con un coste de 1.300 millones de euros y un sobrecoste de 500 millones. Esta ostentación duele y demuestra insensibilidad frente a millones de personas que no tienen los recursos económicos mínimos de subsistencia o que han sido desahuciadas de sus viviendas por los efectos de la austeridad impuesta por quien, ahora, inaugura una sede prescindible y ostentosa. ¿La austeridad es solo para algunos?
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