Entre recorte y recorte, el Ministerio de Economía ha puesto en marcha un proyecto neoconservador en el que se transfieren a los ingenieros competencias de los arquitectos. Estos han respondido tratando de explicar lo que es la arquitectura y los bienes que pondría en peligro la ley a que conduce el proyecto ministerial. Tomaré prestada una cita de Paul Krugman: «Es imposible que una persona comprenda algo, si considera que comprenderlo perjudica a su beneficio». Vano intento el de los arquitectos, no es un asunto de profesionalidad ni de ética, sino de dinero. En realidad, las únicas viviendas que se están construyendo son típicas de ingeniero. A las inmobiliarias y a las constructoras no les interesan los valores de la arquitectura. Entre las exigencias de Angela Merkel y la corrupción, el proyecto pasará inadvertido. Mientras el barco no esté hundido siempre queda un rincón para el saqueo.
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