Además del tabaco, hay una droga legal muy peligrosa que se extiende como una mancha de aceite: el alcohol. No hay celebración familiar o social en la que no esté presente, y la juventud termina asumiendo que no hay diversión si uno no termina colocado. Los deportistas celebran a menudo sus triunfos con alcohol, dando un triste ejemplo a la juventud. Los que hacen negocio con el tabaco y el alcohol (incluido el Estado) no renunciarán a la gallina de los huevos de oro, pero los adultos responsables podemos moderar nuestro consumo y, a la vez, advertir a nuestros hijos sobre las consecuencias de las citadas adicciones.
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