Si algo caracteriza al ser humano es la capacidad de empatizar. En estos días más que nunca, cuando el cruel destino se ha llevado por delante a 150 seres humanos que viajaban a bordo del avión de Germanwings que despegó de Barcelona pero que jamás aterrizó en Düsseldorf. Las 150 personas que iban en el avión dejaron sus vidas en los Alpes. Con estas líneas quiero empatizar con sus familias, porque todo lo que nos redoa en nuestra vida es poca cosa comparado con la muerte de un ser querido.
Entiendo que los políticos, los responsables de la compañía aérea y otras personas nos invitan a todos a mantener la calma. Entiendo las estadísticas que dicen que los accidentes de avión son poco frecuentes y que es más probable tener un accidente de coche en la carretera que aéreo. Entiendo que si vivimos con miedo nunca podríamos salir a la calle. Pero el corazón no entiende de estadística ni de probabilidad, el corazón entiende de amor y de dolor. También el mío, que hoy está con todos ellos para llorar por las vidas de mujeres, hombres y niños del vuelo de Germanwings. Descansad en paz.
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