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ELECCIONES EUROPEAS

#25M: Ojalá la cola para votar sea tan larga como la del paro

Lunes, 12 de mayo del 2014 Marcos Ley (Barcelona)

 Es alarmante la abstención que vaticinan las encuestas para las próximas elecciones europeas del 25 de mayo, tanto como el agudo silbido de una bomba aérea antes de impactar contra su objetivo. Parecerá que exagero, pero en realidad me quedo corto. La abstención por el desencanto y desafección ciudadana hacia la política es un peligroso caldo de cultivo para la aparición de partidos extremistas del tipo Amanecer Dorado en Grecia. Sencillamente es un suicidio democrático.

Dicen que la culpa la tienen los políticos por sus mentiras, por sus corruptelas, por sus falsas promesas electorales, por su cinismo... y en realidad es verdad por una razón muy sencilla: esa es la percepción de la mayoría de los ciudadanos y, sea cierta o falsa, no hay nada que genere más realidad que la percepción social subjetiva. De la misma manera el pueblo es tonto porque la percepción es de que nos tratan como tales, así que en realidad lo debemos ser.

Tal vez la culpa se la podamos echar a los políticos y así eludir nuestra responsabilidad, pero lo cierto es que esta depende del conjunto de los ciudadanos que los votan y de los que sencillamente son ateos democráticos y no votan. Así que una sociedad es tal y como se deja tratar por sus políticos. 

Es surrealista imaginar cómo después de seis años de maldita crisis, del 'fracking' democrático, de los 'bunkerings' financieros, 'balconings' hipotecarios... la 'selfie' social sea una foto en negro de la abstención. Es más que comprensible la desafección democrática porque subjetivamente es cierto que votar sirve de poco o nada, que todos los políticos son igual de perros con otro collar, que votar en España es como tirar de la cadena...pero justamente por todo ello es el momento de votar más que nunca. De hecho, todos los españoles ya deberíamos estar haciendo cola a la puerta de los colegios electorales como si de un concierto de Miley Cyrus se tratara, y peleándonos como adolescentes para votar primero.

Que todos nosotros podamos votar libremente se lo debemos al coraje y la lucha de las generaciones anteriores que sacrificaron su futuro por darnos una oportunidad, la que ahora despreciamos como hijos desagradecidos de la historia. La democracia no es un regalo político, es una conquista social. Votar no es un derecho, es un privilegio al alcance de muy pocos en el mapamundi. En las elecciones europeas de 2.009 el PP obtuvo 6.670.232 votos y 23 diputados; el PSOE, 6.141.784 y 21 diputados; la abstención, 19.557.420 y 0 diputados. Tu abstención hipotecó mi futuro.

La democracia se ha convertido en un método político con el título prohibido del que todo está dicho al votar. Nada más falso. Ojalá la democracia tuviera una pestaña con una opción que nos preguntara: ¿Quiere guardar los cambios políticos o enviar a la papelera del reciclaje democrático? Mientras eso no suceda hay que votar, lo que quieras, claro, pero hacer el ejercicio de ir a tu colegio electoral. Votar es el músculo de la democracia y si no ejercitas se atrofia.

Se necesitan dos minutos para aprender a votar y cuatro años para aprender a callar. Porque cinismo es quejarse durante cuatro años en Twitter y luego no ir a votar. Y es que es triste votar a estos políticos, pero más triste es quedarse en casa y callar. Si no votas pierdes la legitimidad para quejarte luego. Ojalá el próximo 25 de mayo la cola para ir a votar sea tan larga como la del paro.



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