Jueves, 22 de mayo del 2014 Daniel Pérez (Barcelona)

La troika, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, es uno de los blancos de críticas en todas las manifestaciones en la Europa periférica. Hay una percepción, completamente justificada, que lo que nos impone la troika va más en línea de los intereses de los grandes poderes económicos que de los generales. Pues sí. Pero quizá el problema no es tanto la troika, sino esta troika, formada por integrantes de la derecha Europea.

El hecho de que instituciones internacionales acuerden medidas a nivel internacional y den directrices en los países no es necesariamente negativo. Lo que es criticable es el contenido de estas directrices. La buena noticia es que este contenido se puede cambiar. El próximo domingo los ciudadanos europeos estamos llamados a elegir un tercio de la troika (la Comisión Europea), mediante la elección de los europarlamentarios, que son los encargados en última instancia de votar al presidente de la Comisión y a los comisarios. Además, el Parlamento debe ser consultado en la elección de otro tercio de la troika, como es el Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo.

Y en cuanto al FMI, a pesar de que los países europeos participan individualmente, cada vez hay una tendencia más clara a concertar posiciones entre los países de la UE y la propia UE. Estas elecciones nos dan la oportunidad, no de eliminar a la troika, sino de cambiarla. Cada abstención es un consentimiento tácito a la situación actual. Si no somos capaces de encontrar diez minutos para votar el domingo, tampoco seremos capaces de cambiar la troika.

Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí

Compartir: