Viernes, 15 de mayo del 2015 Albert Roca (Barcelona)

El Ayuntamiento de Barcelona acabó en febrero un nuevo huerto urbano en mi calle. En marzo iba a inaugurarse pero finalmente se suspendió, oficialmente por lluvias. Pasó el tiempo ideal para la siembra, se llenó la tierra de malas hierbas, y hoy, casi tres meses después, descubro que ese huerto urbano que sigue muerto de risa se inaugurará la semana que viene, coincidiendo con las fiestas del distrito y en plena campaña electoral. De ello deduzco que el actual alcalde, Xavier Trias, organiza su agenda en función de sus intereses particulares, no del bien común. O dicho de otro modo, que el alcaldable de CiU utiliza una desgracia como la lluvia que le impidió inaugurar el huerto urbano en su momento para ganar unas elecciones, y seguro que si ese día se lo critico me lo justificará. Claro que entonces ¿por qué a él le parece mal que Ada Colau «utilice una desgracia como los desahucios» con el mismo objetivo? ¿Por qué dice que esto es «un error»? Aunque en realidad lo que me pregunto, ante esta muestra de cinismo, es: ¿cómo se atreve a decir eso el señor Trias, sabiendo como sabe que una desgracia es que te deje sin casa un terremoto, y que lo haga un banco después de haberte estafado con la hipoteca lo que es es un crimen que políticos como él no han hecho nada por evitar? ¿Y cómo se atreve, después de esto, a pedirle a la señora Colau que le respete? Alcalde, puedo estar de acuerdo con usted en que la candidata de Barcelona en Comú no debería haber calificado a CiU de «mafia». En mi caso porque pienso que eso puede perjudicarla más que beneficiarla, que quienes así les vemos no la vamos a votar por eso y en cambio gente que quizá la votaría puede echarse atrás por considerar demasiado radical ese discurso. Pero me parece a mí que no se puede jugar sucio primero, como hizo usted, señor Trias, declarando que la señora Colau utilizaba una desgracia como los desahucios para ganar unas elecciones, y pedir después juego limpio. Por cierto: no votaré a Colau, sino a la CUP. 

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