A PARTIR DEL 1 DE ENERO

Instaladas 36 de las 66 cámaras que custodiarán la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona

Instal·lades i a punt les 36 primeres càmeres que controlaran la Zona de Baixes Emissions

Instal·lades i a punt les 36 primeres càmeres que controlaran la Zona de Baixes Emissions / periodico

Luis Benavides

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El Ayuntamiento de Barcelona ya ha instalado 36 de las 66 cámaras que se encargarán de controlar el cumplimiento de la ordenanza que regula la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en la ciudad de Barcelona. Estas cámaras, con lector de matrícula, se añadirán a las que también desplegará el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) en el resto del área restringida, una superficie de más de 95 kilómetros cuadrados que también incluye los municipios de Sant Adrià de Besòs y L’Hospitalet de Llobregat y parte de Esplugues de Llobregat y Cornellà de Llobregat.

Los dispositivos, equipados con la última tecnología, según fuentes municipales, tendrán capacidad para verificar todas las matrículas, también las extranjeras, que circulen por la red viaria de la ciudad. Tras la lectura de la matrícula, el sistema comprueba si el vehículo está autorizado para circular por el área restringida en el horario protegido –laborales de 7.00 a 20.00 horas- con un consulta en las bases de datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) y el registro metropolitano del AMB, que recogerá todas las exenciones y autorizaciones puntuales.

Sin sanciones hasta el 1 de abril

En una primera fase, hasta el próximo 1 de abril, las cámaras todavía no sancionarán. Durante los primeros cuatro meses de la puesta en marcha de la ZBE, el ayuntamiento enviará una carta a los conductores que transiten por la ciudad sin etiqueta medioambiental o sin autorización. Se trata de un “elemento pedagógico”, según palabras de la concejala de movilidad, Rosa Alarcón, y luego ya llegará la sanción efectiva, de unos 100 euros y hasta los 500 según la gravedad. Con todo, esta notificación solo llegará a los “multireincidentes”, personas que cojan un coche sin distintivo y no exento en repetidas ocasiones a partir del 1 de enero. “Puede haber gente despistada o que no tenga claro el funcionamiento (de la ZBE)”, explicó  Alarcón.

El sistema descartará todos aquellos vehículos (coches, motos, camiones, furgonetas...) que no son sancionables y solo almacenará en su base de datos la matrícula de los que están incumpliendo la normativa. La sala de control estará situada junto al centro de control del espacio público, cuyas cámaras supervisan el estado de las principales vías todos los días del año las 24 horas. La puesta en marcha de este nuevo sistema, no obstante, no supondrá un incremento de personal.  Todo el sistema está automatizado  y la infracción se comunica directamente a Hacienda, sin pasar por la Guardia Urbana.  Así, en el caso de una persona que, debido a una urgencia, coge el coche sin pedir con antelación una autorización en la plataforma (el registro metropolitano), explica Alarcón, la infracción se tramitará al momento. La persona sancionada tendrá 72 horas para rellenar un formulario, recoger los justificantes y presentar el recurso a la multa.

Controles aleatorios complementarios

El consistorio trabaja para integrar estas nuevas cámaras al resto de cámaras de movilidad repartidas por toda la ciudad.  Esta unificación de los sistemas para que todas puedan tener diferentes funcionalidades al mismo tiempo, como por ejemplo el control de velocidad y el control de paso por la ZBE. Al sistema de cámaras de control automático se añadirán las actuaciones puntuales de los agentes de la Guardia Urbana, encargados de realizar controles aleatorios sobre el territorio.

La puesta en marcha de la ZBE evitará que 50.000 vehículos contaminantes entren en la ciudad los días laborales. Hasta 125.000 en los próximos cuatro años, pues la restricción se aplicará de manera progresiva a diferentes vehículos según la etiqueta ambiental. “Es una medida ambiciosa”, ha dicho Alarcón, cuyo  principal objetivo es “reducir los niveles de contaminación en la ciudad” e impulsar un “cambio de hábitos” que permitirá  pasar a una movilidad más sostenible.