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Un punto que no debería ser final

La crisis, el 'procés' y el vencimiento del contrato del alquiler acaban con el Círculo del Arte

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Natàlia Farré

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Vaya por delante que esto no tiene nada que ver con la Ley de Arrendamientos Urbanos ni es la desaparición de otro local emblemático por culpa de los precios desorbitados de los alquileres. No. Hans Meinke, su director, insiste en ello. El Círculo del Arte cierra. Si. Se acaba el alquiler de 20 años. También. Una cosa es consecuencia de la otra. Casi. Pero hay más. Hay, o ha habido, una ciclogénesis explosiva. Por un lado, la crisis. El descalabro económico lleva desde el 2007 abonando el terreno del cierre cual gota malaya. Ha sido lento, pero hace años que las bajas de socios superan a las altas. Así es imposible mantener una iniciativa como esta cuya actividad, la realización de obra gráfica original de artistas contemporáneos, se sufraga con las cuotas de los coleccionistas que luego recuperan al comprar obras. 

La institución baja la persiana en el Born pero aspira a seguir mostrando sus fondos

Por otro lado, el 'procés'. Estar en el Born, en el centro de la ciudad, cerca del Parlament y a pocos pasos de los juzgados, puede ser una ventaja siempre y cuando no haya manifestaciones. Si las hay, la ventaja se convierte en un problema: la calle se llena pero el local se vacía. O no abre. Ha habido días que ha costado poder llegar para subir la persiana. Demasiadas vías cortadas y demasiados días sin hacer caja. Por si esto fuera poco, también ha habido inundación. Los bajantes de la finca vecina reventaron. Algunos grabados se perdieron. De estos, los hay de irrecuperables por ser piezas antiguas de las que no se pueden hacer más series. También los hay susceptibles de ser restaurados, aunque a un precio desorbitado. Y hay, sobre todo, una gran pérdida. 

Con todo, el final del alquiler ha sido la excusa ideal para recoger velas. La fecha límite es a finales de marzo, pero Meinke espera (y desea) alargar el contrato un par de meses. La exposición actual se merece más tiempo, no en vano las ilustraciones que Francesc Artigau ha hecho para 'Tirant lo Blanc' es uno de esos proyectos que tanto gustan a alguien, Meinke, que ha tenido en la literatura y el arte su pasión y su trabajo. Literatura y arte, pero al alcance de todo el mundo. Para el director del Círculo la cultura es casi una obligación moral. De ahí el club y la obra gráfica. 

Entre las joyas que custodia figuran las cuatro grandes series de grabados de Goya

Y de ahí también sus planes de futuro. Se acaba la actividad con los socios y la realización de exposiciones propias (muchas de recuerdo obligado). Pero la colección permanece y la intención es poder mostrarla en colaboración con instituciones y administraciones locales. Cuanto más pequeños, mejor; pues a estos municipios raramente llegan grandes muestras. Y los fondos del Círculo no son poca cosa. Ahí están las cuatro grandes series de grabados de Francisco de Goya, y la carpeta del 'Il lirismo dell’Alfabeto' de Rafael Alberti, que antes de poeta fue grabador. El homenaje que Günter Grass hizo a Catalunya con su 'Pels camins de l’Empordà', un conjunto de litografías realizadas durante una estancia secreta en Madremanya (Gironés) y las fotografías de Carlos Saura: las series 'España años 50', 'Flamenco' y 'Rastro'. Además de piezas de Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Joan Miró, Joseph Beuys, Rafael Canogar, Salvador Dalí y muchos otros.

Antiguo almacén

El Círculo arrancó en 1994 y se instaló en el Born porque Pasqual Maragall, entonces alcalde de Barcelona,  convenció a Meinke de las bondades de la zona. En 1998 recuperaron el actual local, un antiguo almacén de cereales casi derruido que reformaron por entero. Aún quedan vestigios de su pasado comercial, como el enorme peso que luce justo a la entrada y que bien podría ser una escultura de Chillida. Pero queda sobre todo mucha historia. Aquí se celebró el centenario del nacimiento de Jorge Luis Borges con la presencia de su viuda, María Kodama, y el presidente de Argentina, Fernando De la Rúa. Y aquí se fraguó, durante una semana dedicada al libro alemán, la presencia de Catalunya en la Feria del Libro de Fráncfort.