MODELOS DE CIUDAD

El alcalde de Venecia arremete contra la política turística de Colau

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Irene Savio

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"También nosotros estamos de acuerdo en que hay que reglamentar los flujos (turísticos), pero yo, a diferencia de la alcaldesa de Barcelona, creo en la libertad de las personas y en que estas sientan el deseo de conocer otros lugares". Quien así habla es Luigi Brugnaro, el alcalde conservador de Venecia, una ciudad en la que, al igual que en Barcelona, el turismo masivo ha provocado protestas por parte de los residentes. "El riesgo es que ocurra como en Barcelona, donde hubo gente que insultó a los turistas. Eso es una pena para el turista, pero también para la persona que llegó a causar ese enfrentamiento", ha añadido, pronunciando palabras muy duras contra Ada Colau.

Empresario de 56 años, a cargo de la alcaldía veneciana desde el 2015 -en la que actualmente gobierna junto con el partido centroderechista Forza Italia y la autonomista Liga-, Brugnaro realizó estas declaraciones tras un acto en Venecia, en el que fue preguntado por EL PERIÓDICO sobre los problemas que afectan a esta ciudad italiana. La turismofobia, contestó, es "antihistórica" y "lleva a consecuencias mucho más negativas de las que la alcaldesa de Barcelona entiende", continuó, sin aclarar a qué medidas se refería. 

Venecia, una de las ciudades más turísticas de Europa, recibió el año pasado entre 23 y 25 millones de turistas, de los que 3,4 millones no durmieron ni una noche en las inmediaciones de la laguna, según cifras del Centro de Estudios Internacionales sobre la Economía Turística (CISET) de Venecia. Una situación que, sumada a la problemática de los cruceros que transitan en sus canales, ha sido el motivo por el que la Unesco lanzó en el 2016 un ultimátum a la ciudad -que es Patrimonio de la Humanidad desde 1987, amenazándola con poner su nombre entre las localidades en peligro. 

Contrario a aplicar medidas drásticas

No obstante, Brugnaro se ha opuesto a tomar medidas drásticas, como restringir el número de turistas que visitan la ciudad, y está negociando con la Unesco algunos proyectos que apuntan a impedir el tránsito de los cruceros por la laguna veneciana, así como medidas para suspender el acceso de turistas en algunos museos o edificios, en los momentos de mayor afluencia. Además de ello, en las próximas semanas, también empezarán a experimentar un sistema para contar a las personas que entran en Venecia.

Todas estas iniciativas no han servido, sin embargo, para desactivar las polémicas con varias asociaciones de vecinos. "La diferencia está en que en Venecia los que protestan son una minoría, mientras en Barcelona han elegido a una alcaldesa", ha asegurado Brugnaro, continuando en su andanada contra Colau. "Pero, para mí, usted es una huésped y estoy contento de que esté aquí. Nunca le daré la impresión de lo contrario", ha precisado, antes de añadir que, pese a todo, sí considera que son necesarias nuevas "reglas europeas en particular para aquellos centros históricos más delicados". "Sin ser extremistas", ha precisado. 

Animadversión desde hace años

Se desconoce cuándo Brugnaro empezó a cultivar esta animadversión contra Colau, aunque ya en el 2015 la prensa se hizo eco de unas declaraciones de la alcaldesa sobre su intención de evitar que Barcelona se transformara "en una nueva Venecia, una ciudad donde los turistas han arrasado a la población nativa". "Si no queremos ser Venecia algún límite de carga del turismo habrá que poner en Barcelona", añadió Colau, en otra ocasión, en una entrevista concedida a La Sexta en julio del 2017. 

"(Colau) nos ha dejado sus lecciones en los diarios, pero de momento vamos ganando nosotros", ha comentado el alcalde veneciano. "Es cierto que tenemos algunos problemas, pero en Venecia se vive bien, hasta diría que tenemos suerte en tener los problemas que tenemos", ha concluído.