NEGOCIACIÓN FINAL

Los grupos se dan la última semana para pactar los presupuestos de Barcelona

La alcaldesa Ada Colau y el dirigente del PDECat Xavier Trias, el día 17.

La alcaldesa Ada Colau y el dirigente del PDECat Xavier Trias, el día 17.

Toni Sust / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La negociación entre el gobierno de Ada Colau, el PDECat, ERC y el PSC dirimirá en los próximos días cuál es el desenlace del proyecto de presupuestos de la ciudad para este 2018. La comisión municipal extraordinaria de Economía, que este viernes ha abordado las alegaciones presentadas por los grupos al texto, no ha servido para clarificar si las cuentas prosperarán en la votación final, que se producirá en el pleno municipal del próximo viernes, 26 de enero.

Además de Barcelona en Comu, que ha votado a favor, solo el PP ha concretado su posición: ha votado en contra. El resto de grupos han optado por la reserva de voto, es decir, por aplazar su voto hasta el pleno. Y entre los que lo han hecho figuran los tres grupos que son candidatos a alcanzar un acuerdo con el gobierno, si bien este pacto no pasará por que apoyen los presupuestos con un voto favorable sino por una abstención.

"Habrá presupuestos sí o sí"

Si exconvergentes, republicanos y socialistas se abstienen, y también lo hace el concejal no adscrito, Gerard Ardanuy, los votos de Barcelona en Comú bastarán para superar el trámite. Si eso no pasa, como ha advertido el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, también habrá final feliz para el gobierno, mediante una cuestión de confianza, como el año pasado. Aunque Pisarello no ha citado esa vía, se ha limitado a decir: “Barcelona tendrá presupuestos sí o sí”.

Quizá lo más interesante de la comisión extraordinaria era evaluar cómo de molesto está el PSC, expulsado del gobierno en noviembre. Y si lo está tanto como para forzar que Colau deba recurrir a la cuestión de confianza. Atendiendo a la intervención de la concejala socialista Montserrat Ballarín, se diría que no hay opción de entendimiento. Ha denunciado el nacimiento de la "colauvergencia" y ha acusado a la alcaldesa de pactar con Trias la misma semana que la sentencia del caso Palau ha condenado a la antigua Convergència a pagar 6,6 millones de euros recibidos como comisión de la adjudicación de obra pública.

También ha dicho que la primera víctima de la "colauvergència" es el tranvía, ya que Colau negocia retirar de los presupuestos una partida de 400.000 euros prevista para la redacción del proyecto de unión por la Diagonal. En todo caso, esa partida regresaría, vía modificación presupuestaria si hay acuerdo político sobre la conexión por la Diagonal. Al final, Ballarín ha afirmado que el PSC "no bloqueará la ciudad" y así ha justificado su reserva de voto. No es fácil para los socialistas tumbar un proyecto del que son coautores.

Un nuevo escenario

Pisarello ha replicado a Ballarín: “Ha hecho una intervención herida, desde el rencor”. La mano derecha de Colau ha aludido a "un nuevo escenario" tras las elecciones catalanas del 21-D. Por el PP, Javier Mulleras ha denunciado que ese escenario se caracteriza porque  Colau es ahora “un nuevo actor del tablero independentista”. Tanto la concejala de Ciutadans Carina Mejías como la de la CUP Eulàlia Reguant se han mostrado muy críticas con el gobierno, pero han preferido reservar su voto hasta el pleno.

Por el PDECat Sònia Recasens, como el presidente del grupo de ERC, Alfred Bosch, ha asegurado que no podría aprobar los presupuestos, que no descarta el ‘no’ y que como mucho llegará a la abstención. 

Tranvía y guarderías

La negociación sigue abierta y en los próximos días se verá cómo prospera. Por ahora, los principales cambios que Colau está dispuesta a aceptar son varios. Entre otros, además de la retirada de la partida del tranvía, que Pisarello ha reducido a "un gesto", y de una mayor inversión en vivienda y en dependencia, destaca la revisión de la tarificación social de las guarderías, porque supone revertir una decisión con una fuerte carga ideológica.