movilidad sostenible

Un 89% de los barceloneses tiene carril bici a menos de 300 metros de casa

El ayuntamiento prevé cerrar el mandato con 233 kilómetros disponibles, 117 más que en el 2015

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Un 89% de los barceloneses tiene ya un carril bici a menos de 300 metros de casa. La red crece a pasos agigantados y, con ello, las facilidades para usar la bicicleta en la ciudad o cualquier otro de los ingenios de desplazamiento personal del mercado, muchos de ellos eléctricos, un antídoto contra la excusa de las pendientes de la ciudad. El actual mandato municipal comenzó en el 2015 con 116 kilómetros de carril bici. A fecha de hoy ya son 172. La previsión es que a finales del 2018 serán 233. En caso de cumplirse con esa previsión, el 95% de los barceloneses tendrán carril bici a menos de 300 metros de casa.

Esas cifras tienen una versión incluso más optimista. Si a la red de carril bici se suman además las calles de velocidad reducida (las llamadas zonas 30) y otro tipo de vías pacificadas, la conclusión es que un 99% de los ciudadanos tienen a menos de 150 metros una zona apta para utilizar medios de transporte alternativos al coche y la moto.

Aunque aún tiene detractores, la bicicleta gana usuarios. Más que ningún otro medio de transporte. Entre el 2015 y el 2016, el número de ciclistas en la ciudad creció un 14%. No tiene rival que le tosa en esta categoría.

Plazas de aparcamiento

El uso creciente de las dos ruedas ha motivado que, a la par, el Ayuntamiento de Barcelona haya tenido que incrementar también de forma equivalente el número de plazas de aparcamiento para bicicletas, para evitar el mal indeseado de que se utilice el resto del mobiliario urbano para encadenarlas. Como era la asignatura pendiente, el incremento de plazas disposibles ha sido mucho mayor que el de usuarios. Así, el 2014 comenzó con 23.559 plazas de aparcamiento en la calle. A finales del 2017 eran 33.834. El aumento ha sido del 43%. También ha crecido, aunque no tanto, solo un 5% el número de plazas disponibles en los aparcamientos públicos subterráneos de la ciudad, siempre al lado de la garita de vigilancia, porque los usuarios de la bicicleta temen tanto o más a los ladrones que a los conductores de cuatro ruedas.

En ese sentido, el 2017 ha supuesto también un punto de inflexión en otra estrategia encaminada a consolidar aún más a Barcelona como ciudad amable con los ciclistas. Durante la Mercè 2017 se llevó a cabo una experiencia de aparcamiento vigilado en la zona de la avenida de María Cristina, con capacidad para 216 bicicletas.

A la popularización de la bicicleta en Barcelona ha contribuido, sin duda, el Bicing. Cumplida la primera misión encomendada, este servicio ha vuelto a ser licitado en este mandato para encarar una nueva etapa, en la que despuntará, se supone, el número de usuarios de las bicicletas eléctricas.