VICTORIA VECINAL EN SANTS

Indulto para un huerto urbano emblemático de Barcelona

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Helena López

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La plaza debe su nombre a la fragua que había en los bajos de esta casa-fábrica, vestigio del pasado industrial del barrio y de la ciudad. Su huella sigue muy presente en la majestuosa y oxidada viga de hierro que mantiene en pie y da la bienvenida a la vieja Farga, levantada en los años 20 del siglo XX. Su gran patio es, desde 1981, el espacio de trabajo, reunión y comunión de la Comissió de Festes de la plaza. "El amo del taller trasladó su actividad porque esto se le quedó pequeño y nos dejó las llaves", recuerda Toni Piñeiro, vocal de la Comissió de Festes y hortelano. Desde hace una década, el espacio, en el interior de manzana entre los números 36 y 38 de Rossend Arús y el terreno al que se accede desde Noguera Pallaresa, 27, acoge, además, el Hortet de la Farga. Un cuidado huerto comunitario, querido y reivindicado, en el corazón de Sants, en el que estos días están de celebración. Después de años de lucha, el ayuntamiento acaba de comprar las tres piezas para proteger el proyecto social -cuyo futuro pendía de un hilo tras la venta inicial de los terrenos- para construir pisos en régimen de cooperativa de vivienda en cesión de uso.

Tras la marcha del taller, pasaron los años, los edificios fueron quedando abandonados y fueron ocupados -por vecinos de Sants pero en una iniciativa distinta- en el 2006. "Entonces nos enteramos de que el propietario lo había vendido a un payés de Lleida, que lo compró para invertir. Para ello pidió un crédito de 1,2 millones cuyas letras no pudo asumir y se lo embargaron", expone Piñeiro. La entidad bancaria que adquirió vía ejecución hipotecaria los terrenos denunció la ocupación del edificio y se produjo el desalojo judicial. El desalojo de los okupas, con los que tenían buena relación, no de la Comissió de Festes y del huerto, al no vivir allí y al disponer de las llaves, que les entregó en mano el primer propietario.

En ese momento, además del patio, compartido con el huerto, la Comissió de Festes empezó a usar también para crear sus escenarios los bajos de la vieja fragua.

Pisos de lujo con piscina

"Hasta que nos vinieron los de La Caixa en mayo del 2015 y nos dijeron que nos teníamos que marchar en una semana, que éramos okupas, nosotros no teníamos consciencia de ello", señala Piñeiro. "Se sentaron aquí, en el huerto, en una mesa con nosotros y nos desplegaron los planos que plasmaban sus planes para el lugar. Un aparcamiento subterráneo, unos pisos de lujo con piscina", prosigue.

El entonces concejal del distrito, Jordi Martí, llamó a la propiedad para mediar y se paró el desahucio. Los vecinos iniciaron entonces una recogida de firmas en la que reunieron más de 5.000 adhesiones, y el pleno del distrito aprobó con el voto a favor de todos los grupos municipales la necesidad de adquirir las tres parcelas para salvar el proyecto comunitario. 

Pese a ese compromiso ya adquirido, no ha sido hasta ahora, que el municipio ha adquirido las parcelas, haciendo uso de su derecho a tanteo y retracto, al iniciar la entidad bancaria la venta de los terrenos. Han pagado por ellos 533.000 euros más IVA. 641.000. "Para nosotros esta es una operación muy importante por todo lo que significa. No solo protegemos un proyecto de base comunitaria, un espacio de vida que favorece la cohesión social, sino que frenamos un proyecto especulativo, y ganamos vivienda en régimen cooperativo de cesión de uso, otra de nuestras apuestas", resume la concejala de Sants-Montjuïc, Laura Pérez.

Lechugas, rúcula y acelgas

El frío enero no impide que el huerto, de 450 metros cuadrados, esté exuberante. Habas, rúcula, lechugas, garbanzos, coles, acelgas... Todos los domingos se reúnen a cuidar su cosecha. Juntos. "Aquí no hay parcelas, todo lo hacemos entre todos, y nos repartimos la cosecha entre los que la recogemos. Es un proyecto común", explica la activa hortelana Mercè Compte, vecina del solar, quien desde su casa vio el desalojo de la finca okupada y "como tiraron todos los muebles por el balcón e hicieron una verdadera destroza".

Dani Català, presidente de la Comissió de Festes, apunta también a la hermandad que se respira en el ambiente. "Hay gente que participa más en el huerto, y otra en la Comissió de Festes, pero cuando llegan las fechas señaladas todo el mundo arrima el hombro en todo", concluye Català. Sus buenos resultados en el concurso anual de decorado de calles de la fiesta mayor dan buena muestra de ello. Este año será especial. Podrán celebrar que, al fin, su viva sede ha dejado de correr peligro.

Medio millar de parcelas 

Pese a que no existe un<strong> recuento único y oficial,</strong> se calcula que en Barcelona hay medio millar de parcelas con huertos urbanos en solares. Huertos, huertos, más los cientos repartidos por balcones y terrazas. Por un lado están los municipales, los que conforman la pionera <strong>Xarxa Municipal d'Horts Urbans de Barcelona</strong>. Se trata de <strong>398 parcelas </strong>en <strong>15 huertos</strong> distribuidos por los<strong> 10 distritos.</strong> El primero fue el <strong>Hort de l'Avi de Gràcia, </strong>inaugurado en 1994. La red de es un programa participativo de la área de Medio Ambiente del ayuntamiento dirigido a personas mayores de 65 años. Tiene como objetivo incorporarlos a actividades de mejora ambiental a través del <strong>cultivo de hortalizas</strong> siguiendo los principios de la <strong>agricultura ecológica.</strong>