PROYECTO PIONERO EN BARCELONA

El huerto urbano que encapsula todo lo bueno de los huertos urbanos

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Helena López

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Pese al viento que azotaba la ciudad la mañana de este jueves, las acelgas que dominan la azotea de la señorial sede del distrito de Sants-Monjuïc están intactas. El diseño de este pionero huerto urbano cuenta con el asesoramiento del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) y se nota. En muchas cosas. Una de ellas, muy importante para el proyecto ya que permite cerrar el círculo, es su alta productividad. Productividad que hace que puedan entregar el excedente -después de repartirse la cosecha entre todos los hortelanos- a un comedor social del barrio. "Las personas con discapacidad están acostumbradas a recibir ayuda, no a darla; el hecho de ser ellos los que ayudan a terceros les llena muchísimo", explica Ferran Urgell, técnico del Institut Municipal de Persones amb Discapacitat (IMPD) en el distrito de Sants-Montjuïc y 'padre' de esta singular plantación de altura.

Núria Cardona, encargada de huertos del IMPD, pone contexto. La semilla se sembró en abril del 2016 en la azotea de la sede del IMPD, en la calle de València, con una prueba piloto. Sabidas las virtudes terapéuticas de trabajar la tierra, las múltiples funciones sociales que favorece la agricultura urbana -cohesión social, participación y cooperación- y la imperiosa necesidad de la ciudad de ganar verde y del ciudadano de saber qué come... ¿por qué no montar un huerto en el terrado del IMPD para que lo trabajaran personas con discapacidad intelectual?

La agricultura urbana favorece la cohesión social, la participación de colectivos vulnerables y la cooperación

Así lo hicieron. Su gestión se dio a tres entidades que trabajan con el colectivo y fue un éxito. Decidieron entonces ampliar el proyecto buscando nuevos espacios, algo no tan sencillo como podría parecer en una ciudad densa como Barcelona. Ahí nació, en octubre del 2017, el huerto de la sede del distrito de Sants-Montjuïc. "Lo característico de este proyecto es que por un lado se da un uso a un espacio público hasta ese momento totalmente desaprovechado, ganando un pedacito de verde para la ciudad y, por el otro, se abre un edificio municipal a la ciudadanía", resume Urgell.

Alternativas escolares

Una de las novedades de este huerto respecto al primero es que no solo trabajan personas con discapacidad intelectual, sino también personas con trastornos de salud mental.  "Abrimos el concurso y el mejor proyecto lo presentó una entidad que trabajaba con este colectivo así que apostamos por ella", narra el técnico. Al concurso se presentaron, de hecho, siete entidades -muchas más de las que esperaban- y, por cuestiones logísticas y de espacio, solo podían entrar dos. Andan ahora buscando alternativas para el resto.

Alternativas que pasan por mediar con huertos escolares de la zona que están o poco cuidados o directamente abandonados por falta de manos o de tiempo o por las dos cosas. Estas personas no solo podrían recuperar o cuidar estos huertos, de los que los niños podrían aprender, sino que se establecería una relación que en otro contexto es difícil que se produzca entre estas personas y los niños", apunta Maria Rengel, directa de servicios a las personas del distrito.

Un huerto de perlas

Las acelgas -y lechugas y espinacas- aquí no nacen de la tierra, sino de unos sacos de perlitas. Un sistema hidropónico tecnológicamente innovador, que hace que la plantación no pese mucho -es una azotea- y produzca más y mejor (para tocar la tierra tienen una sección, al otro lado del tejado, de plantas aromáticas). "El IRTA nos ha hecho un estudio y, para nuestra sorpresa, la contaminación aquí arriba no es alta. La cosecha es perfectamente saludable", subraya con optimismo Urgell, quien también destaca que no ha sido necesario ningún espantapájaros porque las aves han respetado la plantación.  

También en la línea de abrir la sede del distrito a toda la ciudadanía, han adaptado al braille la señalización de los ascensores del edificio y han cedido una parte de su patio a la colindante escuela Miquel Bleach.