URBANISMO

Barcelona invertirá 7,6 millones en recuperar un oasis verde en el Guinardó

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Patricia Castán

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Aunque muchos barceloneses no hayan tenido aún el placer de poner allí sus pies, Barcelona esconde un tesoro verde en el Guinardó que está a punto, como quien dice, de ser desenterrado. Y no es que la ciudad vaya a ganar otro pulmón verde, porque los jardines de la finca Ravetllat-Mas ya existen desde hace casi 90 años, en las últimas décadas en versión casi selvática. Pero el ayuntamiento, que adquirió su titularidad hace un par de años, ha detallado hoy miércoles el proyecto para recuperarlo y abrir sus 36.000 metros cuadrados a la ciudad, con una inversión de 7,6 millones de euros y 17 meses de obras.

En una ciudad tan necesitada de verde urbano como Barcelona, cada pellizco de vegetación cuenta. No solo para oxigenar la ciudad -una función que ya cumplía pese a su actual aspecto asilvestrado-, sino para disfrute ciudadano. Por eso, la intervención los jardines de esta impresionante finca proyectada en 1926 es una de las actuaciones estrella del mandato. Supone enriquecer la vegetación del enclave, crear zonas abiertas y boscosas de recreo y, sobre todo, es una pieza importante en el corredor verde parque Ciutadella-Collserola, que enlaza con el parque los Tres Turons y el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, como ha destacado la concejala de Horta-Guinardó, Mercedes Vidal. 

Las 3,6 hectáreas se sitúan entre Mare de Déu de Montserrat, Cartagena, la ronda del Guinardó y el pasaje Torrent d'en Melis, incluido en el ámbito del proyecto. Supone casi el doble de extensión que el vecino Parc de les Aigües.

Esponjar el barrio

La edila señala que al ser uno de los barrios más densos del distrito es importante esponjarlo y crear con este jardín nuevos usos comunitarios y de estancia, incluidos más huertos urbanos, como ha reivindicado repetidamente el vecindario. La resurrección de la zona como espacio público ya se inició de hecho hace un año, cuando se derribaron barracas y cuadras en ruinas y se limpió el solar, con una inversión de 300.000 euros. El siguiente paso, en mayúsculas, será licitar las obras para iniciarlas el próximo mayo y rematarlas en octubre del 2019. 

La ambiciosa intervención recuperará y "naturalizará" un espacio de gran valor patrimonial e histórico, que será de referencia en biodiversidad y acabará con una barrera física en el barrio, ya que el jardín está cerrado en sus tres accesos. Solo se abre el principal, en Mare de Déu de Montserrat, 114, cuando hay visitas guiadas al museo de muebles y artes decorativas que acoge el edificio principal y gestiona la Fundació Ramon Pla i Armengol por 50 años. Cuando el jardín se rehabilite se ganarán nuevos accesos por todo el perímetro y se adecuarán los caminos y conexiones, de forma que podrá cruzarse en horario diurno, cuando estará abierto al público, apunta la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz.

La edila también ha destacado que la actuación es un paso más en el objetivo municipal de alcanzar las 44 hectáreas verdes nuevas o recuperadas hasta el 2019, y las 160 hasta el 2028, dentro del Compromiso por el Clima. Los retos son que el verde urbano sea accesible y distribuido por la metrópolis.

Esta pieza en el puzle total de intervenciones es además una oportunidad de acercar al vecindario (y al barcelonés) el patrimonio del Guinardó, donde la finca Ravetllat-Pla forma parte de la historia y el paisaje del barrio. Desde el jardín, de hecho, al igual que desde los balcones de los bloques de vecinos que lo rodean, hay fantásticas panorámicas de la ciudad.

La joya edificada del jardín es el mencionado palacete (ahora museístico), de corte neoclásico y fachada neobarroca, que se construyó como laboratorio farmacéutico. El doctor Ramon Pla y el veterinario y bacteriólogo Joaquim Ravetllat investigaron para hallar un serum contra la turberculosis. Posteriormente, Núria Pla reunió allí una gran cantidad de muebles y antigüedades hasta su muerte, en el 2011. 

1.128 hectáreas verdes difíciles de ampliar

EL BALANCE