el frente de la vivienda
Barcelona frena por irregularidades las obras de un edificio comprado por Norvet
El Ayuntamiento de Barcelona busca formas de combatir los casos en los que fondos de inversión adquieren inmuebles enteros y presionan a los vecinos para que se larguen, dejando espacio a los nuevos compradores. Y ha encontrado una nueva senda: escudriñar los permisos que piden para hacer obras.
Si la reforma es considerable, hay que solicitar un permiso de obras mayores, lo que obliga a recolocar a los inquilinos mientras tienen lugar los trabajos, para devolverlos luego al inmueble ya arreglado. En Aragó, 477, el consistorio detectó 25 peticiones de obras menores, entre enterados y comunicaciones, que no hacen necesaria la recolocación de vecinos. El ayuntamiento instó el pasado viernes a la empresa propietaria a que detenga la reforma y pida el permiso preceptivo.
78 comprados, 38 conflictivos
Según la PAH, en la capital catalana hay 78 edificios comprados por fondos. Según el consistorio, 38 de ellos presentan algún tipo de conflicto. Uno de esos 38 es la finca de Aragó, 477, esquina con Padilla. Es propiedad de la empresa Norvet, señalada por la alcaldesa, Ada Colau, como uno de los fondos de inversión que ejercen prácticas opacas para echar a inquilinos. La empresa, que se califica como una gran inmobiliaria, compró en abril el edificio, y envió a varios inquilinos burofaxes advirtiéndoles de que tendrían que irse. La comunidad se puso en guardia.
Cuatro pisos que quedaron vacíos fueron destrozados a golpe de maza por personal enviado por la firma y los vecinos lo denunciaron. Intervino la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y el inmueble acogió una nueva naturaleza: a principios de julio, varios realojados por la plataforma ocuparon viviendas, y pasaron así a convivir con los antiguos inquilinos. Hicieron migas y sumaron sus esfuerzos para frenar el desalojo.
Seis meses después, el ayuntamiento se ha propuesto evitar que Norvet acometa una reforma, que por ahora afecta a la fachada, sin el permiso necesario. Así lo han explicado este martes el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y el concejal de Vivienda, Josep Maria Montaner, que han anunciado que se intentará cambiar la normativa para que quienes asuman reformas de este tipo deban garantizar los derechos de los inquilinos para recibir el permiso. Lo han dicho frente al edificio, en la calle. A pocos metros, un hombre hacía fotos de los periodistas y los políticos.
El adiós de los inquilinos
Norvet tiene ahora 15 días para detener los trabajos. Podría considerarse una derrota parcial, de la empresa, pero se diría que va ganando la guerra poco a poco. En julio, de los 28 pisos de Aragó, 477, 24 estaban ocupados y cuatro cerrados con puertas anti-okupas. Este martes, solo quedaban 13 viviendas habitadas y son 15 las que ya tienen entrada blindada. El resto de inquilinos ha ido claudicando.
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