ENTREVISTA

"El sector científico catalán habría crecido con la Agencia Europea del Medicamento"

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zentauroepp41047513 margarida arboix171122190641 / JOAN PUIG

Àngels Gallardo

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Sabían que podía pasar, pero no pueden evitar sentirse fastidiados. Las universidades catalanas, con la rectora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Margarita Arboix, farmacóloga y experta en antibióticos, al frente, apostaron con fuerza por preparar una candidatura capaz de traer a Barceona la Agencia Europea del Medicamento (AEM). No fue.

–¿El sector científico catalán necesitaba ganar la sede de la AEM? Catalunya es un gran núcleo de investigación biomédica. Yo creo que el sector universitario y científico no necesitaba la AEM para existir, pero sí para crecer y lograr transferir sus resultados a la industria farmacéutica, que es la condición para que todo su trabajo se transforme en un beneficio para los ciudadanos.

–¿El objetivo es la industria? Esa es la finalidad de los estudios farmacológicos, tanto los que propone la propia industria como la investigación básica. Para conseguir la capacidad de trasladar nuestra actividad al núcleo final del proceso, hubiera sido buenísimo estar cerca de la gente que se dedica a dar el último OK y autoriza los medicamentos. También para registrar patentes.

–Estos días ha habido quien ha restado importancia a la AEM. Lo sé. Hay personas que sienten un profundo rechazo hacia la industria farmacéutica, y es cierto que los laboratorios acuden a la AEM en defensa de sus intereses, pero hemos de decantarnos por la parte buena de esta película. Yo he trabajado seis años investigando en la agencia y puedo asegurar que su estructura científica es rigurosa y si un producto no responde a lo anunciado por su promotor se le dice que no al laboratorio que lo presenta.

–¿En qué se beneficia el país que ubica esta institución? La AEM descentraliza los encargos dirigidos a evaluar nuevos fármacos entre la red de países capacitados para hacerlos, España entre ellos, pero recurre a los científicos que tiene a mano para multitud de necesidades inmediatas: si busco a un genetista para estudiar algún aspecto biomédico, llamo a uno que esté cerca. Y lo mismo ocurre con la industria química o tecnológica que completa la comercialización de un fármaco, desde el recubrimiento de una cápsula hasta el envase. Toda esa interacción hubiera sido una gran cosa para Barcelona.

–¿España está bien considerada en la AEM? Sin duda. España es uno de los países del mundo que está realizando más ensayos clínicos sobre moléculas con destino a los humanos o a la veterinaria. Y se hace mucha investigación básica. Ese aspecto se hubiera beneficiado de la proximidad de la AEM. Una de las consecuencias de los preparativos de la candidatura de Barcelona ha sido el refuerzo de la plantilla de científicos.

–¿Ha habido contratos? La Agencia Española del Medicamento había invertido en la apuesta de Barcelona, y acaba de contratar a 40 científicos de alta cualificación que iban a encargarse de preparar protocolos y estructuras para que en el 2019, cuando empezara a llegar el personal de Londres, todo estuviera a punto. Esos científicos ahora reforzarán la función evaluadora de la agencia española.

"La Agencia Española del Medicamento invirtió en la apuesta de Barcelona y acababa de fichar a 40 científicos"

–Estaban convencidos de la calidad de la opción de Barcelona. La candidatura de Barcelona era buenísima, digan lo que digan algunos ahora. Era sin ninguna duda la mejor, técnicamente y en infraestructuras. El edificio definitivo estaba listo [el de Ámsterdam será provisional], y por el alquiler de la Torre Glòries la AEM hubiera pagado un 10% de lo que le cuesta su actual instalación en Londres. Pero la Unión Europea (UE) no hizo prevalecer sus criterios.

–¿Qué quiere decir? La Comisión Europea [CE] hubiera debido jugar más fuerte, haciendo valer unos requisitos que ella misma había fijado. Esos criterios debían distinguir la validez e idoneidad de cada candidatura. Se supone que si la UE fija unos criterios es para que se cumplan.

–Ese factor no fue determinante. No. Al final, prescindieron del hecho de que unos países los cumplían y otros no. Barcelona era la mejor en ese sentido, pero, en el momento de las votaciones, la CE se quedó al margen. No hizo valer sus condiciones. Influyó también el sistema de votación. Sería necesario que estas agencias se escogieran con un método de votación más racional y científico. ¿Qué sentido tiene que concurran Malta o Grecia, si está claro que no podían cumplir los requisitos? Alemania o Francia también participaban, pero no se esforzaron porque su objetivo no era la AEM sino el organismo financiero.     

–Barcelona se descartó en la primera votación. Hubo una campaña muy bien orquestada en contra nuestra, basada en la situación política de Catalunya. Italia, especialmente, ha hecho una gran campaña de márketing europeo con ese elemento: organizaba debates y situaba entre el público a personas encargadas de preguntar qué ocurriría si Barcelona ganaba y Catalunya declaraba la independencia. Hay que tener en cuenta que el director de la AEM es italiano.

–¿Y Ámsterdam? Actuó con gran discreción. Todos los países compraron votos, España también. Después de Barcelona, Amsterdam era nuestra favorita.

"La agencia se ha perdido por la inestabilidad política que se percibe de Catalunya en el resto de Europa" 

–¿Qué influyó para que se perdiera? Estoy convencida de que fue la inestabilidad política que se percibe de Catalunya. No sé qué ha pesado más, si el 'procés', la aplicación del 155, los porrazos de la policía o que el Govern se saltara las leyes. Todo eso, desde lejos, no se valora tanto como el hecho de que las empresas se hayan ido de Catalunya. Eso sí. Es indudable que lo que está llegando de Barcelona al resto de Europa, y a la AEM, es inestabilidad política, con un 'exconseller' de Salut viviendo en Bruselas. Todo esto ha marcado mucho, e incide en un ámbito humano al que está afectando muchísimo la salida obligada de Londres.

–Los empleados. Por supuesto. Los trabajadores de la agencia están viviendo muy mal el hecho de tener que irse, y lo último que quieren es llegar a un país donde exista el riesgo de acabar igual. Llevan a muchos niños consigo, más de 600, tienen parejas que han de reiniciar su vida laboral. Todo eso les está afectando más de lo que se dice.

–¿Pero les apetecía Barcelona? Sí. Rotundamente. Habían votado y, de forma clara, su predilecta era Barcelona.

"La situación económica de las universidades catalanas es preocupante"

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"><strong>-La universidad pública catalana se ha volcado en traer a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento.</strong> Sí. Teníamos muy claro el potencial que suponía la agencia para nuestros investigadores.</span>