ENCUESTA MUNICIPAL

La inquietud de los barceloneses por el turismo y la vivienda se dispara

TURISTAS EN BARCELONA

TURISTAS EN BARCELONA / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Con pinzas. Así es como, metafóricamente, hay que interpretar la encuesta de servicios municipales presentada este lunes en el Ayuntamiento de Barcelona. No es que no sea, como siempre, una buena manera de tomar el pulso a la ciudad. Es que se realizó entre abril y junio, antes del atentado de la Rambla y con un proceso independentista que por aquel entonces era poco más que un caldo de cultivo. Así las cosas, que el turismo sea la principal preocupación (el año pasado era la segunda) es un dato tan informativo como relativo. Porque, seguramente, esta no es la misma ciudad que hace seis meses.

La llegada masiva de forasteros ya aparecía en lo más alto de la inquietud ciudadana en el barómetro semestral (800 encuestas telefónicas) presentado en junio. La encuesta municipal confirma esa tendencia, casi doblando el porcentaje alcanzado en el sondeo realizado en el 2016 (del 8,1% al 15,6%). Le siguen el paro y las condiciones de trabajo. Y en cuarto lugar, tras el tráfico, el acceso a la vivienda, que triplica el malestar registrado un año atrás, al pasar del 2% al 6,7%. Turismo y vivienda; dos de los conceptos que más aborda el actual gobierno y de los que, por ende, más habla la prensa. 

El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, que ha sido el encargado de desgranar los resultados, ha admitido que tanto la política como lo que cuentan los periodistas pueden tener algo que ver en el sentir ciudadano. “El relato político y mediático también crea una realidad”, ha concedido el concejal de Barcelona en Comú (BEC). No en vano, ha admitido, las preocupaciones reflejadas en el documento “coinciden plenamente” con las inquietudes del gobierno de la ciudad.

Faltan datos empíricos

Pisarello, como es habitual en sus comparecencias, no se ha mojado en exceso a la hora de salirse del guión. Sobre el efecto que los atentados o el proceso soberanista puedan tener en este tipo de encuestas, ha asegurado carecer de “datos empíricos del impacto concreto que pueden tener estos acontecimientos en los ciudadanos”. “No me atrevería a hacer un juicio de valor”, ha sostenido. Sí lo ha hecho sobre la valoración que la encuesta refleja, por ejemplo, sobre la gestión de la ciudad por parte del actual consistorio. Una nota, ha remarcado, que es la más alta de la serie histórica, con un 6,4. “Es un reconocimiento al buen trabajo”. Y, claro, había que preguntarle por el frágil pacto que BEC mantiene con el PSC tras el apoyo del PSOE a la aplicación del artículo 155 en Catalunya. De nuevo ha lanzado balones fuera: “El pacto con los socialistas, en términos locales, es positivo, como lo son los acuerdos en otras materias que alcanzamos con el resto de fuerzas políticas”. En cualquier caso, ha recordado que serán las bases del partido las que decidirán si Jaume Collboni y los suyos deben seguir en el gobierno municipal.

De regreso a la encuesta, Màrius Boada, director de estadística y estudios de opinión del ayuntamiento, ha celebrado la buena puntuación cosechada por la mayoría de los servicios municipales. De un total de 25, tan solo dos bajan la nota (gestión del ruido y de la circulación), mientras que siete suben y el resto se mantienen. Mención especial para la Guardia Urbana, que consigue la mejor nota de todos los tiempos (6,2).

Bienvenido, tranvía

Este año se ha incorporado al baremo el tranvía. Evoca lo apuntado antes sobre cómo desde el atril se puede dirigir, o dicho más suave, cómo se pueden alimentar según qué debates. Recordemos que está sobre la mesa la conexión del Trambaix y el Trambesòs a través de la avenida de la Diagonal. El ferrocarril supera en nota al resto de los transportes públicos, por cierto.

En cuanto a los problemas ciudadanos, la cosa cambia cuando las preguntas se llevan al terreno más cercano. Sobre el barrio, los entrevistados señalan la inseguridad como el primero de sus dolores de cabeza (9,6%). Es justo señalar, sin embargo, que a pesar de mantener el primer puesto, es el porcentaje más bajo de toda la historia (en el 2011 estaba en el 18,6%). A nivel de barrio, le sigue la falta de limpieza, que pasa del 7,7% del 2016 al actual 8,6%; el ruido, que sube cuatro décimas hasta el 8%, y el turismo, que escala del 4,2% al 7%. Aquí también pega un salto el acceso a la vivienda: del 1,8% al 4,2%. El turismo queda en cuarta posición en cuanto a la percepción del barrio. Si cerramos más el foco, hasta el terreno personal del entrevistado, el paro sube a lo más alto (17,5%, 7,4 puntos menos que el año pasado), mientras que el turismo cae a la novena posición. Plata y bronce para los problemas económicos y la vivienda. El podio de siempre.

Una de las cuestiones que más pueden variar en la siguiente encuesta, de seguir las cosas como hasta ahora, es la que pregunta sobre las perspectivas de mejora de la ciudad. El 60,5% eran optimistas antes de verano, por un 20,6% que eran más bien agoreros. Lo que opinarían hoy los barceloneses sobre el porvenir de la capital catalana es una incógnita. 

La política también inquieta

Cuando el 155 era un número cualquiera, cuando nadie aquí sabía que en el pueblo de Estremera hay una prisión, en tiempos en los que el barcelonés paseaba sin helicópteros sobre la sesera, la política ya estaba en un lugar privilegiado de la mente de los barceloneses. Así lo acredita la respuesta dada a una de las preguntas de la encuesta municipal de servicios hecha pública este lunes: ¿Qué pediría al Gobierno español/catalán que hiciera por Barcelona? Ambas cuestiones tienen entre lo más solicitado mejorar los aspectos políticos y el encaje de Catalunya en España. ¿Serían muy distintos esos porcentajes si se realizara hoy ese sondeo?