EN LOS ANTIGUOS CINES

El Maremagnum planea abrir en el 2018 un centro de interpretación marina

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Carlos Márquez Daniel / Barcelona

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En los tiempos que corren en Barcelona tiene mérito poner de acuerdo a (casi) todo el mundo con un proyecto vinculado con el ocio, la educación y, ni que sea de manera tangencial, el turismo. Más aún si se tiene en cuenta que hablamos del Maremagnum, de Ciutat Vella. En diciembre del 2015, después de 20 años de funcionamiento, los cines del centro comercial cerraron las puertas. A Cinesa no le salían los números. Ahora, de la mano de un grupo de empresarios de la ciudad, el complejo busca una nueva oportunidad como centro de interpretación de la vida marina. Y de la vida en el mar. Lo han bautizado como Sea Experience Barcelona y esperan inaugurar en diciembre del 2018. Pero tiene un problema que no es poca cosa: a la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, le parece "inadecuado".

Josep Gurri, uno de los impulsores, insiste en vincular este proyecto "lúdico, innovador y didáctico" con la ciudadanía. "Es verdad que los Juegos del 92 abrieron Barcelona al mar, ¿pero sabemos realmente qué es lo que pasa en el puerto? ¿O lo que pasa en la costa frente a nuestras playas?". Ahí es donde, a través de la realidad virtual, porque los peces de verdad nadan en la finca de al lado, en el Aquarium, pretenden narrar historias que tienen que ver con la pesca, la estiba, la vela, el motor, la náutica, el fondo marino, los tesoros hundidos, la investigación o las grandes batallas navales. También aspiran a convertirse en centro de referencia de eventos vinculados con el mar, como la Barcelona World Race, con la que ya han llegado a un acuerdo para ser el epicentro en tierra de la regata.

12 millones para empezar

En el interior del inmueble parece que no ha pasado el tiempo. En las paredes, carteles de películas como el episodio 7 de ‘Star Wars’, ‘Palmeras en la nieve’ o ‘El desafío’, las últimas que se proyectaron antes de que el cine bajara la persiana. Solo un leve olor a humedad, causado por un reventón que puso patas arriba un par de salas, permite intuir el inclemente paso de los años. Sea Experience espera abrir las puertas en abril del 2018 tras una inversión cercana a los 12 millones de euros. Ahora están en proceso de reunir la financiación, que dependerá de que, primero, se consigan todas las licencias, que están pendientes de aprobación por parte de Urbanismo. Está previsto que genere cerca de 70 puestos de trabajo que se ofrecerán, en la medida de lo posible, a los vecinos de la Barceloneta, tal y como ya hacen otras empresas con sede en terreno portuario.  

El ayuntamiento no parece comulgar con el plan. Así lo ve Gala Pin, concejala de Ciutat Vella: "Se trata de un proyecto inadecuado. Si bien en los bajos quieren implantar dos actividades de carácter más lúdico que educativo, el modelo de negocio real consiste en crear un espacio de atracción para reuniones y eventos de mediana y gran afluencia". Según la edila de Barcelona en Comú, la voluntad del gobierno municipal, que no concreta, pasa por impulsar mejoras "que tengan en cuenta las necesidades de la ciudad y del entorno urbano del puerto".

Antes de que entre una sola máquina, los ideólogos de la cosa han hablado con numerosos colectivos. No solo con Klépierre, la empresa que tiene la concesión del Maremagnum (incluido este edificio) hasta el 2047, sino también con la Cofradía de Pescadores de Barcelona, los vecinos, el Museo Marítimo, la autoridad portuaria, el Clúster Náutico y el Instituto de las Ciencias del Mar, Salvamento Marítimo y la Facultad de Náutica, entre otros. Todos ellos ven el proyecto con buenos ojos. 

"Voto de confianza"

Lourdes López, vicepresidenta de la asociación de vecinos de L'Òstia, pide dar "un voto de confianza" a los impulsores, "pequeños emprendedores de aquí". "No me parece mal. Si lo hacen territorial, implicando al barrio y a las escuelas como dicen, pues bien". Manel Martínez, vicepresidente de los asociación de la Barceloneta, lo considera "muy acertado porque refuerza todo lo que tiene que ver con el mar y ha conseguido que todo el mundo esté de acuerdo". 

Maremagnum recibió el año pasado cerca de 12 millones de visitantes. El centro comercial, inaugurado en 1995, es el único de la ciudad que puede abrir todos los días del año. A finales del siglo pasado alcanzó la cifra de 15 millones de visitas, más que Disneyland París. Todo cambió a partir de enero del 2002, cuando un joven ecuatoriano murió a manos de los vigilantes de una de las discotecas. El declive fue imparable, hasta el punto de que en julio del 2004, el 40% de los locales estaban cerrados. Tras pasar por varias manos, el complejo dejó atrás la oferta de ocio nocturno en el 2012. Más familias, menos fiesta. En eso también está el Sea Experience, en la recuperación del público barcelonés