Ciutat Vella prevé prohibir nuevos negocios nocturnos y turísticos

Cuatro turistas caminan con sus maletas por la calle de Jaume I, en el corazón de Ciutat Vella, el pasado marzo.

Cuatro turistas caminan con sus maletas por la calle de Jaume I, en el corazón de Ciutat Vella, el pasado marzo.

Patricia Castán / Barcelona

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Ciutat Vella, sin distinción de barrios, será el año que viene un distrito blindado a nuevas actividades que alimenten la actividad nocturna y turística si prospera el plan de usos que ya ha sido aprobado inicialmente y que se abre ahora a dos meses de exposición pública y alegaciones. Las nuevas reglas del juego pretenden favorecer la convivencia, primar la vida vecinal, evitar el monocultivo turístico y diversificar la actividad económica. Si todo sigue el cauce previsto, el documento podría aprobarse definitivamente en el pleno de enero. Aunque con toda probabilidad recibirá un alud de alegaciones.

El territorio más saturado de la ciudad endurecerá las reglas para implantar actividades de pública concurrencia, comercios alimentarios, servicios turísticos y otros. Los sucesivos planes de usos –este es el sexto- que tratan de ordenar la hiperactividad del distrito se han encontrado en ocasiones con varapalos judiciales (en especial el del 2013), de modo que la nueva ordenación tiene una base jurídica mucho más sólida, según ha destacado hoy viernes la concejala Gala Pin.

El plan especial urbanístico de ordenación presentado tiene por principales características la prohibición de numerosas actividades que hasta ahora tenían su crecimiento limitado (por áreas) y el hecho de regular todo el barrio como una única zona, sin distinciones. Sobre esta premisa se han creado unos cálculos de densificación de actividad que determinan si se puede implantar o no un nuevo negocio. Por ejemplo, para abrir un restaurante es necesario que en un radio de 50 metros el total de la oferta de ese tipo (desde bares a cafeterías o heladerías) no sume más de 300 metros cuadrados de actividad. Ahora ya no cuenta el número de establecimientos, sino el espacio que ocupan, enfatiza Pin.

Varios filtros

Pero no bastará con este requisito. El plan distingue entre actividades de alto impacto nocturno y de bajo impacto nocturno. En el primer cajón se incluyen actividades musicales y gastronómicas, juegos, audiovisuales, equipamientos comunitarios o tiendas de conveniencia, ya que sus horarios afectan al trajín de clientes en la franja nocturna. Siguiendo con el mismo ejemplo, cualquier nuevo restaurante o cafetería no solo habrá de cumplir el primer filtro de densidad respecto a su misma familia de actividades, sino que en el radio más amplio de 100 metros no podrá haber más de 1.300 metros cuadrados destinados a cualquiera de los usos de alto impacto nocturno. Según la repercusión y área de influencia de una actividad, los radios y las limitaciones de metros cuadrados oscilarán.

De facto, pues, será difícil abrir determinados tipos de negocios. En el caso de un nuevo restaurante se establece además que nunca podrá ser mayor de 100 metros cuadrados. Este último imperativo, según la concejala, servirá para controlar el impacto de determinados establecimientos de grandes dimensiones y primar las pequeñas inversiones.

Precisamente, para controlar también la especulación, el nuevo plan de usos ha eliminado la figura de los traslados de licencia que habían permitido llevar una actividad de una zona a otra, creando un “mercado negro” de traspasos a precios de locura.

La prohibición es drástica para nuevas actividades como bares musicales, discotecas, salas de baile o fiestas, café teatros, salas de exhibición sexual, locales de prostitución, meublés, restaurantes musicales, salas de juego, bingos, casinos, juegos recreativos o deportivos, locales con aparatos electrónicos o audiovisuales, de exhibición pornográfica, locutorios, de maquinas expendedoras de alimentos, supermercados de más de 400 metros cuadrados, almacenes temporales (como consignas de equipajes), agencias de viajes –para que no despachen servicios turísticos- y oficinas de información turística. También se limitan a las rutas especificadas por la ordenanza los nuevos negocios de exposición y venta o alquiler de bicis, motos y vehículos de movilidad personal. Para actividades como salas de conciertos hay filtros añadidos, como una anchura de calle superior a siete metros.

Atendiendo a la concentración de actividad y el estado o antigüedad de algunas fincas, el distrito contemplará la condición de edificios “vulnerables”, donde las nuevas actividades –de impacto nocturno- estarán condicionadas al certificado de idoneidad técnica del bloque. Ese control de usos se extremará en puntos del Raval norte, Gòtic sur, la Barceloneta, la calle Ample y en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera.

La Rambla se regula aparte y varias plazas tendrán normativa especial

El plan de usos <strong>no incluye la Rambla y entorno,</strong> ni la zona portuaria. Parte de un trabajo de casi un año que se inició con una moratoria de licencias y un chequeo a la oferta. Ciutat Vella cuenta con <strong>2.191 licencias de pública concurrencia,</strong> sin contar la hotelería -ya regulada en el PEUAT-. El 41,15% corresponden a restauración; el 27,92%, a alojamiento, y el 17,7% a venta de alimentación.