Reacción

El puerto replica que una nueva terminal solo mejora la calidad del destino

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Patricia Castán / Barcelona

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La visión de un crucerista desembarcando en Barcelona es igual -o menos- de frecuente ahora que hace seis años. El sector parece haber alcanzado un techo en la ciudad, sobre el que oscila ligeramente arriba y abajo, a la par que la oferta de buques en el Mediterráneo tampoco crece. Sin embargo, la idea de una nueva terminal ha encendido las alarmas en el ayuntamiento, que desde la llegada de Ada Colau quiere poner coto tanto al crecimiento turístico como al crucerístico. El Port de Barcelona ha reaccionado con sorpresa al cabreo municipal, ya que mantiene que operar con terminal propia no supone que una naviera traiga más pasajeros, sino que prima las salidas desde Barcelona -las más rentables para la ciudad- frente a las escalas de unas horas. O sea, más calidad pero no más cantidad, defienden.

El Port alcanzó su mayor cuota de viajeros el año pasado con 2,68 millones de cruceristas, frente a los 2,65 del récord del 2006. Por el camino ha ido oscilando arriba y abajo en función no tanto de sí mismo como de la coyuntura (la crisis, la anulación de escalas en puertos mediterráneos con amenazas terroristas, el recorte de la oferta tras una guerra de precios en la zona mediterránea...). No hay que olvidar que el primer usuario del puerto son los españoles (sobre todo, catalanes). Este año, tras seis meses de ligeros aumentos, suma dos de pérdida de viajeros, con lo que hasta agosto acumula un descenso del 2,8% de cruceristas respecto del 2016, según muestra su estadística.

En lo que va de año el puerto suma un 2,8% menos de cruceristas que en el 2006

La urticaria que parece producir este sector turístico sobre el equipo de gobierno se ha traducido en nuevas estrategias desde el Port, como desestacionalizarlos (primando llegadas en invierno) y ganar cuota de viajeros que inician o acaban ruta en Barcelona (con lo cual pernoctan en la ciudad y gastan cuatro veces más, o si ya la conocen van directos al puerto desde el aeropuerto). Por contra, se quiere recortar la proporción de los que hacen escala de unas horas y suponen un uso más intensivo de las zonas turísticas ya saturadas.

Los que salen de Barcelona suponen entre un 55% y un 58% del total, según los meses. Iniciativas como la nueva terminal que operaría MSC Cruceros iría en esa línea, destacan fuentes portuarias, de "primar las operaciones de puerto base". También de mejorar los servicios al cliente, a mejores instalaciones más posibilidades hay de que los viajeros de una naviera inicien allí sus rutas en lugar de recalar, por comodidad, al igual que sucede con la terminal Palacruceros, del grupo Carnival, y la que este mismo operador está construyendo en la actulidad. Ambos grupos tienen previsto estrenar nuevos buques en los próximos años, parte de los cuales son de gas licuado, o sea, de energías limpias, como promueve el Port para reducir las emisiones contaminantes de los cruceros, que representan el 1,2% del total de la ciudad.

Es frecuente que los nuevos buques releven, y no que se agreguen, a la oferta global de rutas en la zona, ya que los operadores van reposicionando sus barcos en otros itinerarios en auge, como puedan ser los del continente asiático.

Aprobación inminente

El mismo portavoz del Port ha destacado que la nueva ampliación del muelle Adossat es independiente de la futura construcción de la terminal de MSC, diseñada por Ricardo Bofill, y que ocuparía una parte de los terrenos de la segunda fase de una ampliación ya en marcha, y una parte de la tercera ampliación proyectada ahora. Esta última ampliación ya estuvo adjudicada en el 2009, aunque hubo una rescisión de contrato a la UTE elegida en el 2011 a consecuencia de la crisis. Ahora se ha retomado, y su licitación se ha sacado del orden del día, para buscar "más consenso con el ayuntamiento", aunque se votará en el consejo de administración del Port del próximo mes.

Para el Port, la obra es necesaria para permitir el desarrollo de la infraestructura, ya que en ella también están previstas nuevas operativas de ferris. Otras fuentes del sector enfatizan que ese millón de pasajeros anuales en tránsito en Barcelona (frente a los 33 millones que visitan la ciudad) contribuyeron al impacto económico de 875 millones de euros de facturación directa de la actividad en el 2016. Y mantienen que los 7.342 cruceristas que en promedio pasan diariamente por el puerto resultan una cuota mínima en comparación con los miles de visitantes que llegan por otras vías.   

Todos los cruceristas pagan tasa turística

La intención del equipo de Colau de frenar el crecimiento del sector turístico se ha traducido en que <strong>los cruceristas son los únicos que aunque no pernocten en la ciudad pagan tasa turística solo por visitarla, de momento. </strong>El ayuntamiento reclamó esta medida y el Govern lo contempló en la ley de acompañamiento a los presupuestos de la Generalitat aprobada el pasado abril. De ese modo, si el barco hace noche (pasa más de 12 horas) pagan 2,25 euros por persona (igual que un hotel de lujo, aunque sea un barco de tercera) y si hacen escala (normalmente de unas 7-9 horas) abonan 0,65 euros. El consistorio planea ahora que también pasen por caja los excursionistas que lleguen en autocar a la ciudad.