Los hoteles confían en un impacto leve

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Patricia Castán / Esther Celma / Barcelona / Tarragona

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John envía un mensaje a su anfitrión del Eixample anulando la reserva de su piso turístico. "Mi mujer y yo no estamos seguros de que sea el momento ideal para visitar su ciudad", detalla. Forman parte de los viajeros que sí tienen miedo. La capital catalana está clamando -para sí misma y al mundo- que no se ha amedrantado por la violencia terrorista, pero la prudencia, el temor o la pura tristeza han quitado a algunos viajeros las ganas de venir a Barcelona en estos momentos.

Los sectores turísticos, con sensibilidad, evitan hablar de cifras, para no alentar la alerta y sobre todo para que no se aluda a un impacto económico en el que no es hora de pensar. Solo hay lugar para el dolor y el duelo. En general, en hoteles y apartamentos se habla de una cifra baja o moderada de cancelaciones para estos días, pero un ritmo de reservas “normal” para las siguientes semanas.

Y es que una cosa es tener o no miedo a nuevas amenazas, y otra seguir con ilusión por visitar una ciudad valiente pero herida. "¿Es buena idea mantener nuestro viaje?", pregunta una turista de Minnesota que había reservado un apartamento en el Maresme para este fin de semana. Al final se decide a ir porque si no perdería el vuelo. En la patronal de pisos turísticos, Apartur, indican que las  cancelaciones han sido "muy pocas, poco significativas, de alguna persona que estaba asustada por viajar a Barcelona". Pero destacan que la entrada de reservas para venir a corto plazo se mantienen "sorprendentemente dentro de la normalidad".

Pronto para cifras

Los hoteles obviamente sufrieron anulaciones y salidas anticipadas el mismo día en el centro, por la propia logística de acceder a ellos, y algunos de la Rambla, el centro y el entorno del paseo de Gràcia consultados por este diario hablan de entre un 10% y 15% de cancelaciones para este fin de semana. En general, creen que la imagen de fortaleza que ha transmitido la ciudad es determinante para que se impongan esa ansiada normalidad. El presidente de la patronal, Jordi Clos, señala que las reservas canceladas han sido mínimas pero que hasta dentro de unas semanas no se podrá valorar realmente el efecto.

De forma espontánea, muchos restaurantes de Ciutat Vella no abrieron la noche del suceso, tanto en señal de respeto como porque su personal no tenía ánimos. Fuentes del Gremi de Restauració rechazan evaluar las afectaciones en la actividad, tras unos hechos "tan graves" que lo único que cuenta es "la recuperación de los heridos y el duelo por quienes han perdido la vida".

La siempre concurrida zona de ocio del litoral, por ejemplo, mantiene estos días muchas reservas de comidas y cenas de viajeros alojados en hoteles que forzosamente se alimentan en restaurantes, pero sus pistas de baile han sido casi un desierto durante dos noches.

En Cambrils, la otra ciudad elegida por los terroristas para atentar, los responsables del sector turístico sostienen que el impacto ha sido mínimo y que, en caso de producirse algunas cancelaciones, serán limitadas en el tiempo. Las calles de Cambrils ofrecen un aspecto de plena normalidad, de ahí que los responsables municipales de turismo confían en que la temporada se cerrará con cifras de ocupación equivalentes a las de antes de la crisis económica.