'Quarts de casa' a 6.000 euros el metro cuadrado en la Barceloneta

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Para un europeo con posibles, contar con una segunda residencia a poca distancia de la playa barcelonesa es una ilusión factible. Como lo es para un estudiante o un trabajador foráneos, que pasen unos meses en Barcelona, alquilar piso junto al mar. No importa el tamaño. Lo que cuenta es la ubicación. Con esas premisas, la presión inversora que vive la Barceloneta ha empujado hacia arriba los precios de alquiler y venta, acercándolos peligrosamente a los de la burbuja inmobiliaria. En el Gòtic sucede algo parecido, con la particularidad de que la Barceloneta tiene pisos tan pequeños que es posible comprar algo por debajo de 200.000 euros. Y ese algo es un "quart de casa" de unos 30 metros cuadrados, por el que fácilmente se abonan más de 180.000. Incluso en quintos pisos sin ascensor.

Luis puso recientemente un anuncio de una vivienda de 29 metros escriturados por 183.000 euros. La tiene impecable, con muebles mini y solo un tramo de escaleras, por lo que le llovieron candidatos, esencialmente extranjeros o inversores que querían ponerlo en el mercado de alquiler. Con semejante coste, la rentabilidad pasa por buscar alquileres de 800 a 1.000 euros mensuales. Y no hay barceloneses dispuestos a pagar esas cifras por vivir junto al mar en un espacio tan reducido. El bucle de precios convierte a muchos foráneos en vecinos temporales del barrio, los únicos que se pueden permitir el capricho.

Ese círculo vicioso lleva a situaciones como las difundidas en las útimas semanas, con fraudes de realquiler de viviendas por días a los turistas. Pero son los propios vecinos los que eligieron a un inquilino extranjero (que resultó un engañó), con tal de lograr alquileres muy altos -de 800 o 950 euros- por pisos minúsculos que durante la crisis podían encontrarse por la mitad.

CERCA DE LA BURBUJA

El banco de datos que maneja idealista.com constata un incremento interanual del 20,7% en los precios de venta en la Barceloneta, una media de 4.902 euros el metro cuadrado. Tal vez las operaciones no se cierren al precio del anuncio (aunque cada vez se toca menos el de salida), pero en cualquier caso ya solo está un 7,6% por debajo del máximo alcanzado en el mismo portal en el 2007, cuando se convirtió en el barrio más cotizado de Ciutat Vella. Y se sitúa ya un 26,3% por encima del mínimo postburbuja, que fue de 3.882 euros el metro. 

En el apartado de alquileres, la zona marinera ha subido un 6,6% en el primer trimestre (es el barrio del centro con más pujanza), lo que supone un incremento del 39,4% desde el mínimo postburbuja, indican fuentes de idealista.com

El problema, más allá de la inflación de precios, es que el barrio pierde vecindario autóctono. Desde la Associació de Veïns de L'Òstia, Lourdes López cita un ejemplo en la calle de la Atlàntida, con pisos de 30 metros cuadrados a 950 euros, donde el perfil de residentes de paso no cuaja en el vecindario. "Querriamos gente que viniera a integrarse en el barrio, no de juerga", opina. En algunas agencias pueden verse minipisos a 1.400 euros. 

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En el gigante inmobiliario Don Piso apuntan que la poca oferta en la zona aún aboca más a precios prohibitivos. Emiliano Bermúdez, su director de Expansión, apunta la paradoja de que el producto típico del barrio no sea en sí atractivo (con predominio de los minipisos y la mayoría de fincas sin ascensor) pero la proximidad al mar lo hace "muy buscado por extranjeros", con precios de entre 4.000 y 8.000 euros el metro. "En esta zona hay una pequeña burbuja, con mucha presión inmobiliaria" y tres tipos de compradores: inversores "cada vez con más fuerza para luego alquilar o revender", extranjeros que buscan la primera línea de mar y gente nacida en el barrio.

Y es que no hay demanda entre particulares de otras partes de la ciudad que quieran ir a vivir a la Barceloneta, ante las limitaciones de su parque de viviendas, los precios disparados y la enorme saturación turística que sufre. Y apunta que el sobreprecio pasa por encima de la falta de ascensores.

MÁS INMOBILIARIAS

Las agencias inmobiliarias proliferan en la zona. Hay dos Tecnocasa con varios años en el terreno. En uno apuntan que hasta hace poco, en plena crisis, se compraban 'quarts de casa' por 80 o 90.000 euros pero hace un año que el barrio empezó a repuntar. "Hay mucho inversor y comprador de segunda residencia, lo que hace que luego los pisos estén meses vacíos", cuenta Joaquín Sánchez, que suele tratar con franceses, daneses, alemanes... hambrientos de vistas al mar. "Intentamos que la gente sea realista", cuenta, con alquileres de 700 euros o pisos a 160.000, pero los propios vecinos de la zona tienen expectativas disparadas de lo que pueden obtener. Y lo cierto es que "se vende muy rápido".

En Gestión Inmobiliaria, una administración de fincas, alertan de una consecuencia innegable: "El vecino de aquí antes no se iba ni con agua caliente, y ahora muchos quieren vender e irse porque esto les recuerda a Lloret, y el que se va ya no regresa añorado".

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"HAMBRE DE RENTABILIDAD","text":"No todo son 'quarts de casa'. En las fincas m\u00e1s modernas se ubican pisos algo mayores, en muchos casos considerados de lujo. Por ejemplo, un quinto con ascensor en el paseo de Joan de Borb\u00f3 cotiza a 1.700 euros al mes. Uno de 70 y una sola habitaci\u00f3n en la calle del Mar, a 1.800. Muy por encima de la media, en portales de internet aparecen anunciadas inmobiliarias de alto standing, donde los pisos de 30 metros cuadrados, vestidos de dise\u00f1o, se anuncian a 255.000 euros, sin ascensor y sin rubor."}}