TURBIO HUMICIDIO

La policía busca el arma homicida del crimen de los urbanos

J. G. ALBALAT / VILANOVA I LA GELTRÚ

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Los Mossos d'Escuadra están buscando el arma, al parecer, un hacha, que fue utilizada para asesinar al<strong> guardia urbano de Brcelona</strong> Pedro R., según ha podido saber este diario. Este martes tampoco se ha encontrado, a pesar de que durante cuatro horas y ante un intenso calor los dos encarcelados por el crimen, los también policías municipales <strong>Rosa Peral y Albert López, </strong>han salido de la prisión para ser conducidos primero a la vivienda de la agente en una urbanización de Vilanova i la Geltrú, donde se produjo la muerte, y después al pantano de Foix (Catellet i la Gornal, Alt Penedès), donde fue hallado el pasado 4 de mayo el cuerpo sin vida de Pedro R., novio de la urbana imputada. El cadáver apareció calcinado dentro de un vehículo abandonado en un camino de tierra.

Hace unos días, según fuentes conocedoras de la investigación, los Mossos se trasladaron a un bosque en busca del arma homicida. Al parecer, Rosa Peral había indicado dónde podían hallar el hacha que, según ella, pudo utilizar su compañero Albert López para golpear al que era su novio. Sin embargo, los agentes de la policía autonómica no encontraron nada, a pesar de que excavaron en la zona indicada por la mujer.

En la reconstrucción de los hechos, que ha durado desde las 10.30 de la mañana hasta 14.20 horas, tampoco se ha podido esclarecer dónde puede estar escondida el arma. Los dos acusados, eso sí, se han mantenido en sus versiones contradictorias. Es decir, se continúan acusando mutuamente del crimen. Y del arma, ni rastro, por ahora. Esta prueba podría dilucidar quién realmente golpeó a Pedro hasta causarle la muerte.

EL MANIQUÍ

La jueza que investiga el asesinato había convocado a los abogados a las 9.30 de la mañana en las dependencias judiciales. Allí fueron trasladados los dos urbanos encarcelados. La comitiva se dirigió a la vivienda de Rosa Peral en la calle Llorers de la urbanización Santa Maria, en Vilanova i la Geltrú. En la casa solo había los dos perros. Bajo un sol abrasador, la urbana encarcelada bajó de un vehículo. Estaba más delgada y llevaba un pantalón negro y una camisa de rayas blancas.

Los mossos la protegieron con un paraguas amarillo chillón. De otro vehículo policial descendió, a los pocos minutos, su compañero Albert. No han estado nunca juntos. Antes, los mossos habían entrado al chalet un maniquí que, al final, fue puesto en el suelo figurando ser la víctima. Rosa declaró que el dia del suceso bajó las persianas y escuchó golpes supuestamente propinados a la víctima por el otro acusado. Afirmó que estuvo escondida dos horas y al asomarse vio como limpiab el suelo con lejía. La jueza ha recredo los golpes (lo han hechos unos mossos) para saber si se podían oir desde donde dice la urbana que estaba.

La reconstrucción empezó en el jardín con los dos investigados. Después, en el interior de la casa, donde fue conducida Rosa. Tras casi dos horas, esta mujer, que ha culpado a Alberto de la muerte del que era su novio, subió en un todoterreno. El otro urbano preso, que ha declarado que cuando llegó a la casa de Rosa su novio ya estaba muerto, fue introducido en otro coche policial. La mujer ha indicado como llevó el vehículo con el cuerpo del fallecido hasta el pantano de Foix. La reconstrucción continuó en el camino de tierra donde fue hallado el cadáver. A las 14.20 acabó todo. Rosa y Albert volvieron a la cárcel. La jueza no se ha creído ninguna de las versiones y ha instado a practicar un careo, pero las defensas se han opuesto.