La oferta más turística ahoga al comercio cultural en los ejes céntricos

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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El contador lo deja claro: hay más servicios a viajeros, más hostelería y restaurantes y menos comercio cultural. Con 6.758 negocios integrados, los 11 ejes comerciales más turísticos de la ciudad, aglutinados como Barcelona Oberta, han hecho autoexamen de su oferta y su evolución en un año para concluir que, pese a su buena salud (más del 90% de ocupación comercial en buena parte de los asociados), es momento de mover ficha para frenar el desequilibrio comercial que afecta a algunos ejes. El colectivo reivindica como herramienta de urgencia la creación de zonas de cogobernanza público y privada, algo que el ayuntamiento ensayará en el Born y Gran de Sant Andreu con pruebas piloto.

La radiografía del universo que dibujan en sí mismos los 11 ejes (paseo de Gràcia, Pelai i Universitat, Barnacentre, Born, Rambla Catalunya y entorno, Rambla y plaza de Catalunya, Gaixample, Via Laietana, Barceloneta, Gaudí Shopping (Sagrada Família), plaza Reial, Illa Diagonal y Les Glòries), con 45.960 trabajadores, ofrece particularidades según las zonas, aunque su media de ocupación de locales está por encima del 80%. Las ocho primeras se sitúan por encima del 90%, lo que las coloca entre las zonas de mayor índice de aprovechamiento del tejido comercial de España.

En este escenario, detalla David Nogué, fundador del observatorio económico Eixos, que ha elaborado el estudio, el papel del turista es fundamental en el desarrollo de la oferta. Para lo bueno y lo malo, ya que en cada zona tiene un impacto distinto. Lo positivo es la gran actividad en la mayoría de esas zonas, su alto índice de atracción comercial (por encima del 30% de tiendas de compra comparada -no cotidiana- donde uno acude por la variedad de propuestas, desde ropa a hogar y ocio), su potencia de ventas..., lo peligroso es la tendencia a la monotematización de la oferta, cuando se apuesta solo por el 'pelotazo' del negocio rápido. Gabriel Jené, presidente de esta patronal, alerta de que, tras cada nuevo negocio que busca una "tasa de retorno rápido", según modas y demanda turística, se da un paso hacia el desequilibrio de la oferta.

TENDENCIAS DEL SECTOR

El informe presentado ante representantes municipales, del Govern, la Cambra de Comerç y del Ministerio de Economía, resume las tendencias de mercado en el conjunto de los 11 ejes en el 2016, cuando se perdió un 6,6% de la oferta comercial enfocada al hogar, y el 6,97% de la cultural, con un total de 29 galerías de arte, librerías cines y similares menos que un año antes. Por contra, el capítulo de la restauración se engordó un 3,49%, con 65 negocios más, el de servicios un 1,3% (estética, etc...), el de compras cotidianas (alimentación, bazares y demás) un 3,54 y el de equipamientos personales un 0,72%. Ninguno creció tanto como el 12,44% del apartado de transporte (de patines a bicis de alquiler), aunque las novedades fueran 26 en un año en esas zonas.

Con esos movimientos, en el conjunto de las zonas analizadas se impone la oferta de restauración (28,5%), seguida por el equipamiento personal (20,63%) y los servicios (20,52%), muy por encima de la compra cotidiana (11,26%) o la oferta cultural (5,73%). La oferta cultural cae sobre todo en Barnacentre, la Sagrada Família, el Gaixample, la Rambla (15%), el Paral·lel y la Rambla Catalunya, y solo crece con algo de ímpetu en el Born.  

Para frenar desequilibrios, Jené ha reivindicado nuevamente durante la presentación del estudio que se implante el modelo de autogestión del territorio (conocido como BID por sus siglas en otros países), entre comercios y consistorio, que permitiría dar más garantías a la "mixtura de usos". Afirma que esas herramientas podrían preservar el equilibrio, frenando la implatación -por ejemplo- de un exceso de panaderías en un mismo eje o de macrotiendas de una misma oferta, frente a los déficits de otra. 

NEGOCIAR LA GESTIÓN

La normativa estatal no lo permite actualmente, por lo que el ayuntamiento ha mantenido reuniones con la Secretaría de Estado de Comercio Interior y han buscado la complicidad de otros municipios para hacer frente común, cuenta la concejala de Comercio, Montse Ballarín. También han iniciado un proceso pedagógico para dar a conocer esta fórmula entre el pequeño comercio, ya que solo se aplicaría en ejes donde lo soliciten sus operadores. Las pruebas en el Born y Sant Andreu, de momento con subvenciones locales y europeas, servirán para establecer un manual de implantación.

Ballarín enfatiza que la gestión en esas unidades territoriales pasaría por contar con un gerente profesionalizado, un presupuesto, un periodo planificado (habitualmente cinco años) y una contribución económica, que podría ser como recargo del IBI pero sería una cifra modesta. En cada zona habría unos objetivos dinamizadores y supondría la implicación de todos los operadores, mientras que ahora solo los 'voluntarios' cofinancian, por ejemplo, las luces de Navidad. En algunas zonas se podrían alquilar espacios para a su vez asignarlos a operadores que favorecieran el mix comercial, evitando el monocultivo, mantiene Ballarín.