BARCELONEANDO

Los últimos aplausos en La Modelo

Hay que cruzar nueve puertas con rejas para llegar al escenario. El de la cárcel del Eixample se ha clausurado con 'Wasted', el reciente éxito de la Beckett, y Toni Moog

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ON bARCELONA LA MODELO / periodico

ANA SÁNCHEZ / BARCELONA

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“Mamá, estoy a punto de entrar en la prisión”. Xavi lo dice con tono informativo, la misma cara de inocente que tenía Tim Robbins al entrar en la cárcel en ‘Cadena perpetua’. Son las 9.45 en la Modelo. A un par de metros, la primera puerta corredera, de esas que se cierran con rugido metálico. Hay que cruzar nueve.

El que mantiene el temple precarcelario es Xavier Teixidó, el actor. Es uno de los protagonistas de ‘Wasted’, el reciente éxito teatral de la sala Beckett. Está todo el equipo de la obra. Ninguno ha llamado a un abogado. Todos esperan para entrar en prisión con talante de bolo. Van sacando de la furgoneta un banco, de los de sentarse, no de los de atracar. Como metáfora no está mal: un banco está a punto de asaltar a unos presos.

FESTIVAL DE BLUES EN PRISIÓN

Hace un mes estuvo Txarango entre rejas. También pasó por aquí el Festival de blues de Barcelona. Y Belén Cabanes con sus castañuelas. Actuaciones solidarias con plus de reinserción.

Esta es la última semana cultural de la prisión del Eixample. La Modelo se desmantelará en un mes. Ya solo quedan 500 internos, informa un funcionario. Solía haber 2.000.

Se abre la primera puerta. Todos titubean hasta que alguien rompe el hielo: “Aquí el problema no es entrar –risitas nerviosas-, sino salir”. Lo compruebas enseguida, a medida que vas atravesando puertas con rejas. Dos, tres, cuatro… Tras la quinta dejas de mirar atrás.

Cruzas la novena y llegas al centro del panóptico, como se llama esta estructura carcelaria con aura de peli antigua: hay una cabina central y accesos a las seis galerías. Desde aquí han visto pasar a la sombra desde El Vaquilla a Javier de la Rosa.

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Ya solo queda atravesar un patio y llegas al teatro. Hay un escenario, aunque hoy nadie se subirá. Son las 10.50 cuando empiezan a sentarse los internos, habrá unos 50. Tatuajes, chándals, miradas de curiosidad. “De los Bárcenas aquí no hay ninguno – dirá luego un interno-. Y de Pujol, tampoco –risa general-. Somos ladrones de baja intensidad”.

Las sillas están colocadas en círculo. Oriol Esquerda, uno de los tres protagonistas, está en el centro sentado sobre un altavoz. Suena uno de los raps inflamables de la británica Kate Tempest. “Estamos perdidos, estamos perdidos, estamos perdidos”. La rapera-poetisa es la autora de la obra que está a punto de comenzar: ‘Wasted’, un montaje de Íntims Produccions con dirección de Iván Morales ('Sé de un lugar', 'Jo mai'). Es decir, que es teatro inmersivo y va de una encrucijada vital.

"CAPACIDADES TRANSFORMADORAS DEL TEATRO"

Iván es reincidente: hace un mes llevó a Brians 2 ‘El sueño de una noche de verano’ de Shakespeare. “Creo mucho en las capacidades transformadoras del teatro", asegura. La capacidad de transformar "al público y a la gente que lo hace”, añade. “Es una experiencia”, insiste Sandra Pujol, la actriz que completa el reparto, minutos antes de empezar. “Das libertad a gente que no la tiene”, añade Marc, el técnico de la función.

Se apagan las luces y aparece una generación perdida. Tres veinteañeros atrapados: beben, bailan y se drogan para olvidar “la mierda” en la que se han convertido. “¿Eres feliz?”, se preguntan. “No, claro que no”. Odian su curro, su rutina y no olvidan lo que hubiera sido de ese amigo que murió hace 10 años. Se ven miradas emocionadas entre las butacas. “Me he visto en esa situación”, confesará un interno tras la obra. Un amigo suyo murió con 22 años. “Cosas de drogas”.

Los actores corretean entre las sillas, bailan en plan ‘rave’ poligonera, miran a los ojos a los presos. Suena una única tos en toda la función.

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Aplausos. Se encienden las luces y vuelve a ser una cárcel. “¿Sois anarquistas o punkis?", pregunta un interno nada más terminar. Se monta un coloquio. “Confundimos evasión con felicidad”, apunta otro espectador. “Los poderes fácticos hacen que nos olvidemos de eso, porque así somos más manipulables”. ¿Que qué supone el teatro para ellos? “Volvemos a la vida”, responde otro preso antes de volver a su celda.

 ‘Wasted’ ha sido el penúltimo espectáculo que entra en la Modelo. Los últimos aplausos los recibiría dos días después el humorista Toni Moog. Toda una paradoja: “Vas a hacer reír –cuenta que le dijeron- a gente que ha hecho llorar”. “Pero para eso está el humor- añade él-: para atenuar lo que sucede”. Así que les dijo a los presos que llevaba tatuado el mapa de la cárcel, en plan ‘Prison break’. Y que él había añadido el de la línea 5 del metro.