El futuro de la egiptología

El Museu Egipci organiza el primer curso para formar guías júnior y de paso fomentar vocaciones

La monitora Anna Catón con el grupo de niños que siguen el curso para convertirse en guías júnior, el martes en el Museu Egipci.

La monitora Anna Catón con el grupo de niños que siguen el curso para convertirse en guías júnior, el martes en el Museu Egipci.

MAURICIO BERNAL

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Hace unos meses, el doctor en Egiptología Marc Orriols dictó un curso en el Museu Egipci sobre el sexo en el antiguo Egipto, tema en el cual se puede dar el placer de decir que es el único especialista mundial. Aparte de los entresijos fascinantes de la charla, la presencia de Orriols en el museo tenía un componente sentimental, toda vez que pisar las instalaciones de la calle de València representaba una especie de regreso al hogar. El egiptólogo barcelonés recordaba que había sido de los primeros en pisar el edificio cuando el museo abrió por primera vez en la Rambla de Catalunya, en marzo de 1994, y que estaba allí, en primera fila, porque el tema le apasionaba desde que tenía 12 años. Al parecer no es tan raro. Al Museu Egipci, muchos años después, los niños tienen tendencia a regresar, ya con barba, ya con una edad, ya llevando de la mano a sus pequeños egiptólogos.

-¿Cuál es el nombre del faraón?

-Seti I…

-¿Y sabéis quién es Seti I?

-El padre de Ramsés II, lo dijiste hace un rato…

El diálogo lo trenzan por un lado la monitora Anna Catón y por el otro un grupo de 10 niños que esta Semana Santa van a ser coronados -es una forma de hablar- como los primeros guías júnior del museo. Gente sapiente, futuros egiptólogos, por qué no. Aquí probablemente estaría el experto Orriols si fuera el año 94, pequeñito, soñando con ser ese futuro especialista en sexo egipcio, y la directiva del museo lo sabe y por eso ha organizado esto; porque el niño, para hablar con propiedad, al parecer es un maestro del retorno. En los cursos sobre museología egipcia debería haber una asignatura llamada 'El poder del niño'. De eso trata esto.

VIEJOS ZORROS

«Hemos comprobado que los niños son esponjas y que se implican tanto que al final terminan actuando como embajadores -explica la directora del museo, Mariàngela Taulé-. Un día vienen con la escuela y el fin de semana arrastran a sus padres. Quizá durante la adolescencia los perdamos, pero el objetivo es sembrar algo para que luego, de adultos, vuelvan». Hay algo que se llama madera: hay madera para la música, madera para la escritura, madera para el fútbol. Parece que también para la egiptología: los 10 niños que esta mañana de martes se forman para, quién sabe, ser guías profesionales en un remoto porvenir, son en cierto modo viejos zorros en la materia, o viejos zorros del museo: todo lo viejo zorro que se puede ser a esta edad. En el lugar los conocen. Cuando la monitora dice: «Ahora vamos a buscar esta pieza…», ya saben dónde está. Son pequeños 'Orriols' del futuro.

Hoy martes todo gira en torno a los jeroglíficos.

-Tenemos dos nombres del faraón, el de nacimiento -dice la monitora- y el de coronación . Y lo que vamos a hacer es poner el nombre de coronación aquí -señala el impreso que sujeta con la mano, igual al que tiene cada niño: una especie de ficha para rellenar con la descripción de las piezas-. Es decir que tenemos que copiar todos estos jeroglíficos.

La respuesta es unánime:

-¡Ala!

«Nos interesa crear vocaciones», dice Emma González, responsable del área pedagógica del museo. «Conozco los casos de dos niños que se aficionaron en el museo y que luego hicieron diplomatura y máster en Egiptología. Es una apuesta de futuro». Es inevitable que algunos pongan los pies en el edificio con la idea de que una momia va a salir arrastrando vendas de su sarcófago, o de que anida una colonia de escarabajos en alguna piedra, en alguna urna, porque el cine hace esas cosas, pero la mayoría dan por suficientemente fantástica la realidad. Los más entusiastas están estas noches ametrallando a información egiptológica a sus padres, largas cenas hablando de faraones y de escritura jeroglífica y de los dioses del antiguo Egipto. Algún padre ya habrá visto a qué se va a dedicar el niño.