CONFLICTO LABORAL EN TMB

El metro hará huelga todos los lunes de forma indefinida a partir del 24 de abril

Estación de Universitat de la línea 1 del Metro de Barcelona.

Estación de Universitat de la línea 1 del Metro de Barcelona. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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La plantilla de metro ha decidido este martes volver a desenterrar el hacha de guerra que mantenía bajo tierra desde julio del año pasado. En asamblea, los trabajadores han votado a favor de ir a la huelga todos los lunes de forma indefinida a partir del 24 de abril. Harán una huelga 'low cost' para los trabajadores. Pararán dos horas por turno, de 7 a 9 horas, de 16 a 18 horas y de 20.30 a 22.30 horas. También han optado por romper la negociación del convenio colectivo. Relaciones rotas entre patrón y empleado. Mal augurio para la ciudadanía, que en el 2016 tuvo que aguantar un rosario de protestas.

Es imposible conseguir una versión equilibrada en este conflicto laboral. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) dice una cosa. Y los trabajadores, todo lo contrario. Y es así cómo ambas partes han aumulado desde diciembre del 2015, cuando venció el anterior marco laboral, 68 reuniones. Con acuerdos de mínimos que permitieron, el pasado julio, una relativa paz, la que ahora ha volado por los aires. La concejal de Movilidad y presidenta de la compañía, Mercedes Vidal, ha admitido que la negociación es difícil, pero ha recordado que el convenio que está sobre la mesa "no incluye ninguna rebaja salarial, ni tan solo una congelación, ni tampoco ninguna reducción de plantilla".

URNAS POCO CONCURRIDAS

La consulta ha sido muy minoritaria. Para muchos, un síntoma de que la lucha obrera en el suburbano no pasa por su mejor momento. La empresa de metro de TMB la forman 3.567 personas y la movilización de los lunes ha salido adelante por 281 votos a favor y 111 en contra. Es decir, sumando abstenciones y en blanco, se ha posicionado el 11,4% de la masa laboral. La votación se a hecho en urna, lo que rompe con lo que tradicionalmente eran las asambleas de TMB, donde todo se dilucidaba a mano alzada. En noviembre se decidió que era hora de pasar al voto secreto, pues algunos trabajadores habían asegurado sentirse cohibidos por la situación cuando su sentir no era el de la mayoría. El 14 de febrero también se votó boicotear el Mobile World Congress, pero entonces venció el 'no' a la huelga.

Tras 68 reuniones de convenio colectivo, el comité de empresa decidió convocar a los trabajadores para decidir el camino a seguir. "Esto es una partida de ajedrez larguísima, y de momento la está ganando la empresa", admitía este lunes un veterano sindicalista de CCOO. Vidal asegura que la negociación tuvo un momento de inflexión en julio del año pasado, cuando un acuerdo que incluyó un pago de 32 euros mensuales extras que siguen cobrando allanó el sendero. "Se logró avanza de manera muy rápida si se compara con el periodo anterior a este acuerdo".

EL SERVICO, ANTE TODO

También se pactó el reemplazo de jubilados por personal eventual que debía pasar a jornada completa. Según Pere Ramon, presidente del comité de empresa, desde enero ya no se cumple con esta condición. "Este gobierno -el ayuntamiento de Barcelona en Comú- dice ser progresista, pero su principal procupación no son los trabajadores y no me lo explico". La concejala de Movilidad replica que "en ningún caso se daría respaldo a un convenio colectivo que fuera lesivo para los derechos de los trabajadores". Por todo ello, a Mercedes Vidal, el resultado de las unas le parece "inverosímil" y ha recordado que la principal preocupación "es la prestación del servicio público".

La asamblea también ha votado (243 a favor y 154 en contra) paralizar la negociación del convenio -hay encuentros programados cada martes y jueves- "hasta que la empresa cumpla pactos, acuerdos y convenios". Los temas se tratan de manera secuencial, esto es, hasta que no se cierra un punto, no se inicia otro. Eso, según Vidal, causa que se avance "muy despacio" y que los más práctico "quizás sería una negociación en paralelo": si se atasca algo, se aparca (lo que no implica dejarlo de lado) y se toma otra senda. Una tercera papeleta en

las urnas preguntaba sobre uno de estos asuntos estancados: el trato a las trabajadoras embarazadas. Se cuestionaba si debía ser aplazado,

cosa que han rechazado 247 empleados, por 139 que han apostado por pasar a otra pantalla.

Así las cosas, Barcelona parece volver a encarar una época de huelgas en el transporte público. No es ni mucho menos una situación nueva si

tenemos en cuenta que en el 2016 hubo 15 días sin metro, que coincidieron con grandes acontecimientos, como el Mobile World Congress, Alimentaria o el Barça-Madrid. Ahora sucederá los lunes, cuando todo siempre da más pereza.