"Aquí se roba una cadena de oro, una cartera..., pero un camión de butano..."

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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El robo del camión ha sido la comidilla de la mañana del martes en el bar Tío Paco del Poble Sec. El local ahora lo regenta un matrimonio chino y no tiene nombre, pero se le conoce así de toda la vida. El caso es que aquí, en la esquina de Piquer con Lafort, en el corazón del barrio, es donde se ha producido el robo del vehículo de distribución de butano. Los vecinos lo comentan entre el asombro y el respeto

Javier ha sido uno de los primeros en hablar con el conductor del camión, de origen pakistaní, como los son la inmensa mayoría de repartidores de gas en Barcelona. "Le he preguntado qué le había pasado y me ha contestado que le habían robado el camión". Unos mossos han llegado enseguida y le han comentado que la cosa "no era ninguna tontería". Se ha metido en el bar. Y desde ahí, a seguir las noticias desde la tele y la radio.

En el bar cuentan que el camión se detiene cada día en la misma esquina entre las 9.30 y las 10 horas. Que los chicos de naranja se organizan y empiezan a repartir después de dar los clásicos golpes metálicos para que el vecindario sepa que han llegado. "Alguna vez usan el lavabo del Tío Paco y casi nunca pierden el tiempo ni desayunan. Normalmente val a lo suyo, son muy trabajadores", sostiene un hombre de mediana edad, vecino de Lafont. 

"UN POCO ASUSTADO"

En una de las esquinas, un compañero del conductor, también 'butanero', aguarda a que alguien venga a recoger las bombonas que se habían descargado para repartir y que se han quedado en la calle. Dice que su amigo está bien. "Un poco asustado". Al preguntarle cómo ha podido pasar, se encoge de hombros. Pero el caso es que las llaves estaban puestas. El propietario de un estanco cercano afean que este colectivo sea "tan descuidado". "Se van a subir las bombonas a las casas y dejan el camión con la ventana bajada y las llaves en el contacto. Siempre hacen lo mismo". 

Una vecina de la calle de Piquer que lo ha seguido desde su ventana cuenta que el asaltante "parecía que no sabía conducir". "Primero ha tirado hacia la calle de Vila i Vilà, pero se ha parado de golpe, como si quisiera ir marcha atrás. Luego ha seguido de frente muy deprisa y ha girado. El conductor pakistaní, que debe tener unos cincuenta y pico, iba detrás corriendo, pero no lo ha cogido". Más abajo, el camión ha chocado con un taxi, que le ha seguido tocando el claxon sin saber que al volante iba un hombre con antecedentes psiquiátricos

Juan, otro cliente del Tío Paco, bromea sobre el historial de robos en el Poble Sec. A él, unos chicos jóvenes le robaron una cadena de oro de la que colgaba el anillo de boda de su madre. "Me llevé un disgusto que no veas, y lo que más rabia me da es que los veía venir". Se puso las llaves dentro de la mano para azotarles, "pero eran cuatro y entre tirones y cosas se la llevaron". "Aquí se roban carteras y cadenas de oro, pero un camión de butano..., eso es nuevo". 

NORMALIDAD Y TURISTAS

En el recorrido, pocos se han dado cuenta de lo que estaba pasando. Los chiringuitos junto a Colón no han notado nada. Solo las sirenas y la policía por todas partes. Pero del camión que ha pasado por detrás suyo a toda velocidad, ni idea. Sí que se ha dado cuenta uno de los hombres que vende billetes de Las Golondrinas. "Iba a toda leche y detrás iban cuatro motos de policía. Llega a pasar un turista despistado y se lo lleva por delante, seguro". Tampoco los chicos que pilotan los 'trixies' han visto nada porque estaban llevando turistas arriba y abajo.

Una hora después, el único poso del suceso eran las patrullas de la Guardia Urbana circulando. Forasteros fotografiando el edificio de la Aduana, algún que otro mantero en el Moll de la Fusta. Y tráfico en Ronda Litoral. La locura de cada día. 

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