La Boqueria prohibirá las degustaciones en las paradas

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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El único mercado de Barcelona donde es posible encontrar a más gente masticando que cargando una cesta de la compra, la Boqueria, quiere ahora revertir esa situación. Pretende volver a ser un equipamiento vecinal y no una atracción turística.atracción turística Y la estrategia para tratar de conseguirlo pasará por prohibir la degustación in situ en los puestos de mercado, limitando los porcentajes de producto fresco y preparado a la venta, y obligando a los operadores a envasar o precintar ese alimento que está listo para llevar a la boca, de modo que los turistas no usen el mercado como comedor. Es uno de los ejes del plan del Ayuntamiento de Barcelona para “recuperar la Boqueria para el vecindario y la ciudad”, que cuenta con un presupuesto de 3,5 millones de euros hasta el 2019.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Uno de los objetivos es que muchos comercios","text":"\u00a0dejen de ejercer de \"bares encubiertos\""}}

El consistorio ha presentado hoy jueves este conjunto de iniciativas, que la próxima semana llevará a la Comisión de Economía en forma de medida gobierno, con el propósito de elaborar una normativa que se presentará para su aprobación inicial antes de medio año, si logra el apoyo suficiente del resto de grupos políticos. La idea de evitar que la gente coma allí mismo lo que compra (a excepción de los bares) es fundamental para frenar la continua evolución del recinto como eje de degustación para el turista en detrimento de la compra tradicional, cuenta la concejala de Comercio, Montse Ballarín. También lo es para descongestionar la Boqueria, donde siempre hay gente plantificada en los pasillos masticando a dos carrillos. 

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Restricciones para los grupos tur\u00edsticos","text":"Barcelona endurecer\u00e1\u00a0las condiciones que impuso en el 2015\u00a0para evitar las aglomeraciones provocadas por las visitas guiadas con grupos de turistas. La prohibici\u00f3n de que accedan grupos organizados de 15 o m\u00e1s personas se ampliar\u00e1 a las jornadas completas de los viernes y s\u00e1bados de abril a octubre. Para supervisarlo se reforzar\u00e1n\u00a0los controles, con la contrataci\u00f3n de agentes c\u00edvicos que informen a los visitantes\u00a0sobre dicha normativa, y pasando de las actuales 17.000 horas anuales con vigilancia privada a un total de 18.000. Para hacer m\u00e1s fluido el tr\u00e1nsito por este equipamiento tambi\u00e9n se mejorar\u00e1 la se\u00f1alizaci\u00f3n del mercado para acceder a sus servicios y espacios (lavabos, aula gastron\u00f3mica, aparcamientos...)\u00a0y sobre conductas prohibidas en la instalaci\u00f3n. A petici\u00f3n de los comerciantes, tambi\u00e9n se realizar\u00e1 una limpieza extraordinaria del recinto y de sus techos."}}

Para evitarlo, los operadores tendrán que envasar, envolver y precintar los productos elaborados para consumo directo (desde frutas hasta embutidos), de modo que quien los adquiera se los lleve. Una mercancía que tendrá que ser preparada en el establecimiento o por el proveedor de la materia.

Los puestos de venta tendrán predeterminado el porcentaje mínimo de producto fresco obligado para equilibrar la oferta de este y de preparado. Este punto quedará recogido en la nueva normativa, que podría articularse como modificación de la Ordenanza Municipal de Mercados o como nuevo reglamento interno de la Boqueria. Ese mayor control municipal se ejercerá también obligando a los vendedores a presentar una memoria de la orientación comercial cada vez que haya una petición de obras de mejora en un puesto.

Pero sobre todo, se acompañará de más recursos para vigilar su cumplimiento, de sanciones para los que no sigan las reglas del juego, y de revisiones bienales para comprobar si la oferta y la demanda del mercado están ajustadas.

MOSTRADORES INCLINADOS

No obstante, más allá de la consumición a pie de puesto de venta, se quiere acabar con los establecimientos que, según la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, ejercen de “bares encubiertos”. No son pocas las paradas donde uno picotea junto al mostrador y hasta le pueden servir una bebida. Para evitar esta picaresca, los puestos no podrán tener mostradores ni aparadores planos, sino que deberán ser inclinados. Inspecciones periódicas garantizarán la medida.

La otra forma de consumición en directo, en los bares, funcionará como hasta ahora pero se ratifica que no se podrán abrir más barras.   

Otro tema candente en lo referente a la oferta de degustación es el de los locales ubicados en el perímetro, bajo los porches, que en los últimos meses han estado en jaque al no conseguir autorización para sus terrazas. El área de Mercados y el distrito regularán el espacio que podrá ocupar cada una y el tipo de mobiliario, así como el total de veladores, sin saturar el espacio.

Liberar zona de paso y volver a atraer al comprador del barrio (y de la ciudad) es una de las prioridades del plan municipal para descongestionar el mercado más icónico de la ciudad, convertido casi en museo para los turistas. Con ese reto, ha explicado Ballarín, el ayuntamiento invertirá un millón de euros en adquirir algunas paradas y favorecer traslados que abran espacios en los cuatro cuadrantes en que se divide el recinto. Es una práctica habitual en los mercados municipales que se han ido remodelando y ajustando su oferta alimentaria a la par que se ganaba en comodidad para el usuario. De hecho, la Boqueria ya tiene hace tiempo bastantes puestos amortizados y pendientes de derribo con ese fin.

Las mejoras contemplan forzosamente un apartado de obras, que se planificarán este año y se ejecutarán a principios del 2018. Contra reloj y en apenas una semana, está previsto renovar todo el pavimento del mercado, haciéndolo uniforme, así como crear un cierre perimetral del recinto, con una inversión de 1,5 millones de euros. Otros 400.000 serán para instalar un nuevo sistema de recogida de humos para mejorar la ventilación.