Catálogo de hurtos con distracción

'Carpeteras', 'ronaldinhos' y 'claveleras' son solo algunos de los especialistas en robos callejeros que pueblan Barcelona

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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La encuesta de victimización que realiza el Ayuntamiento de Barcelona y el registro anual de denuncias que recoge la Conselleria d'Interior coinciden en concluir que la inmensa mayoría de los delitos que se producen en la capital catalana son hurtos. Estos son sustracciones de cartera, reloj, teléfono o bolso por parte de ladrones que no necesitan ni la violencia ni la intimidación contra la víctima. Además del 'mimosín', estas son el resto de modalidades delictivas que utilizan los delincuentes y que conocen bien los agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d’Esquadra.

'CARPETERAS'

El 'mimosín' es una evolución de esta técnica que usan exclusivamente mujeres que se hacen pasar por sordas. Acercan una carpeta para recoger donaciones en efectivo para una fundación de ayuda a las personas sordas. Es un delito que funciona en dos niveles: la estafa si la víctima ofrece dinero -no hay ninguna fundación- y el hurto porque la ladrona usa la carpeta como una pantalla para ocultar la otra mano, que busca la cartera del ciudadano.

LA MANCHA

Un recurso famoso que sigue vigente. Se practica por parejas y las víctimas son por regla general ancianos que acaban de salir de un cajero automático, sobre todo a principios de mes cuando retiran en efectivo el pago de su pensión. Uno de los delincuentes mancha con 'ketchup' u otra sustancia a la víctima y el otro se acerca para avisarla y ayudarla a limpiarse. En realidad, se trata de una distracción para hacerse con su dinero.

CARTERISTAS DE METRO

Además de servirse de los vagones especialmente llenos de gente, los carteristas del tren suburbano también se las ingenian para robar en los tornos de la entrada. Uno de los ladrones fuerza un choque con un viajero simulando que han coincidido los dos al mismo tiempo para sellar el billete. Mientras duran estos instantes de confusión, por detrás ha actuado el cómplice para sacarle la cartera del bolsillo.

EL MAPA

La trampa del mapa se utiliza en zonas de gran afluencia turística de la ciudad. La ejercen mujeres que se acercan con un mapa desplegado a extranjeros que están de vacaciones. Intentan hacerles creer que necesitan ayuda para orientarse por la ciudad. Es falso, conocen Barcelona a la perfección y lo que ocurre es que por debajo del mapa están hurgando en su mochila.

'CLAVELERAS'

La estrategia de las 'claveleras' es muy similar a la técnica utilizada por las 'carpeteras' o ladronas con mapa. Estas venden flores y, a menudo, colocan una de estas en la solapa de su víctima. El ramo de flores, que sitúan estratégicamente frente a la cara, y el contacto de la mano en el pecho de la víctima, mientras ponen la flor, sirven al propósito de esconder que la 'clavelera' está intentando sustraer su cartera.

'RONALDINHOS'

Un clásico del Raval protagonizado por jóvenes que actúan en grupo y con un balón de futbol. Buscan turistas ebrios a altas horas de la madrugada. Les pasan el balón y simulan que se disponen a enseñarles un regate. Se bautizó como ‘Ronaldinho' porque los ladrones repetían su nombre mientras buscaban el cuerpo a cuerpo que encubría la mano del delito. 

PROSTITUTAS DE LA RAMBLA

Algunas prostitutas que ofrecen sus servicios sexuales en la Rambla, sobre todo las de nacionalidad nigeriana, llevan años perpetrando una modalidad del 'mimosín' más directa y desacomplejada. Meten mano a los turistas sin ningún disimulo y aprovechan el acercamiento para buscar con la otra mano el bolsillo trasero donde guardan la cartera. 

DESCUIDEROS

Los reyes de los hurtos no buscan tramas tan elaboradas para robar teléfonos móviles, carteras o bolsos. Sencillamente se fijan en quién los deja a la vista encima de la mesa de una cafetería. Actúan en equipo. Uno se acerca y toca la espalda de la víctima para llamar su atención y preguntarle cualquier cosa. En cuanto las pertenencias salen de su campo visual aparece por detrás un cómplice y se las lleva.  

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