REIVINDICACIÓN HISTÓRICA EN LOS BARRIOS DE MONTAÑA

'Vall d'Hebronca'

Los vecinos de Horta-Guinardó amenazan con movilizaciones si el ayuntamiento no negocia el proyecto para la Ronda de Dalt

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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La asociación de vecinos de Sant Genís está situada junto a los jardines de Manuel J. Arnalot, quien fuera asiduo dibujante de la revista 'TBO'. Es una zona empinada, como lo es casi todo lo que linda al norte de la Ronda de Dalt, donde la ciudad se vuelve Collserola. En este inmueble de una planta, parapetado por edificios de 15 plantas, ha empezado a cocerse este viernes la estrategia local contra el proyecto de Ada Colau para cubrir la arteria que parte en dos el distrito de Horta-Guinardó. Los residentes se mantienen mansos pero en alerta constante, a la espera de que el gobierno tenga a bien buscar una solución de consenso, que ni todo ni nada. Si no lo consiguen, tocará arremangarse, y no hay que olvidar que estos barrios consiguieron el transporte público a base de secuestrar autobuses. 

Las cinco asociaciones de vecinos del distrito (Sant Genís, Font del Gos, Montbau, Taxonera y Parc de la Vall d'Hebron) han compartido mesa, micro, discurso y bocadillos. El suyo es un argumento sin fisuras, con la salvedad de que algunos tienen más ganas que otros de empezar a liarla, por aquello de que a la cosa pública no le gusta ver en la prensa pancartas en su contra durante un corte de tráfico en una de las arterias fundamentales de la ciudad. Tienen la esperanza de que el pacto de gobierno entre Barcelona en Comú y el PSC juegue a su favor, ya que los socialistas impusieron los únicos 15 millones de euros que se destinarán a esta obra durante todo el mandato. Ironizan, al respecto de la cifra, con el hecho de que a este ritmo, el proyecto necesitará 56 años para terminarse. 

SOCIALISTAS EN BARBECHO

Desde el 22 de abril, sin embargo, día en el que los vecinos recibieron el primer palo a sus aspiraciones en una reunión con el gobierno, el partido que lidera Jaume Collboni no ha abierto la boca, inmerso en una negociación que no debía dejar lugar a los altibajos. El tema volverá a tratarse en la comisión de Urbanismo de la semana que viene. Quizás ahí, ya con el matrimonio político consumado, se produzca un punto de inflexión.

Aquí exhalan una mezcla de decepción, frustración, cansancio y cabreo. "No entendemos dónde ha quedado el paradigma de cambio votado por miles de barceloneses, muchos también del Vall d'Hebron, que conducía a una mayor transparencia y participación con Barcelona en Comú", reza el documento consensuado por las asociaciones. Xavier Civit, de Sant Genís, ha recordado que estos barrios "llevan la reivindicación en los genes", y Enrique Alifa (Font del Gos) no ha podido contenerse: "Hace tiempo que las deseo" (las movilizaciones). 

Así las cosas, a la espera de que el consistorio tenga a bien recibirles antes de verano, los vecinos de la Ronda de Dalt mantienen la mano en el hacha pero sin desenterrarla, a la espera del resultado de esta última oferta de diálogo. Lluís Cairell (Taxonera), veterano activista, está ya muy harto de esperar. Dice que ya no cree en las palabras de la alcaldesa, y se rasga las vestiduras al comprobar lo rápido que Barcelona en Comú "ha aprendido a decir aquello tan político de 'lo estudiaremos'". Vall d'Hebron está caliente. Se avecina tormenta. Se avecina Vall d'Hebronca.