ESTUPOR EN EL SUBTERRÁNEO

Si el metro de Barcelona hablara... de sexo

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El fornicio en el metro no está permitido. Sea por un arrebato de pasión o como parte de una campaña promocional de discutible gusto, al metro se va a viajar, no a copular. Las imágenes de una pareja practicando sexo en el andén de la estación de Liceu a las 23.55 horas del sábado pasado han revolucionado el arranque de la semana. Por lo insólito de la situación y por lo explícito de las imágenes. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha abierto una investigación para tratar de identificar a la pareja, a la que también tiene registrada gracias a las numerosas cámaras repartidas por el subterráneo. Si dan con los tortolitos, les podría caer una sanción de hasta 6.000 euros. Una coyunda carísima. El episodio no llegará a manos de los Mosos ni de la Guardia Urbana por considerar la empresa municipal que se trata de una infracción administrativa.

Enric Cañas, consejero delegado de TMB, ha señalado este lunes que ningún viajero se quejó ni avisó al agente de atención al usuario que se encontraba en aquel momento en la estación. El responsable del metro ha explicado que la compañía reporta este tipo de asuntos a la "autoridades pertinentes" en función de la gravedad de los mismos. En este caso, será el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) la que tome las riendas bajo el paraguas del reglamento del viajero y la ley ferroviaria, que tipifican la "conducta inapropiada" de los usuarios del transporte público. Según la compañía, la sanción podría ascender hasta los 6.000 euros, aunque en el AMB este tipo de multas no suele pasar de 300 euros.

LLEGAR, FORNICAR Y SALIR

Fuentes de TMB han detallado que la pareja llegó a la estación de Liceu en tren, mantuvo relaciones sexuales sobre el banco del andén y, una vez consumado el acto, se subió a otro convoy. Todo el espectáculo, insisten, "sin que nadie pulsara el botón de ayuda o requiriera de la presencia de personal de la empresa". Un vigilante de la línea 3 explica a este diario que es "relativamente habitual" encontrar en el metro a personas en actitud altamente cariñosa. "Solemos encontrarlos en los fotomatones, en las salidas de emergencia o en los ascensores". Lo confirma un compañero suyo de la línea 2, ambos miembros del Sindicato Profesional de Seguridad Privada (SPS). 

Estos empleados, para los que este es un caso anecdótico, se acuerdan de una pareja que, a altas horas de la noche, fornicaba como si no hubiera mañana en el elevador de la parada de Paral·lel. "Nos avisó una mujer y fuimos para allá. Nos los encontramos follando y les pedimos que pararan y se marcharan. El chico nos imploró un par de minutos, que les dejáramos terminar. Ella estaba muy borracha, casi no podía hablar. Él no iba mucho mejor. Optamos por no liar la cosa y esperar". Hace un par de años, relata, en la parada de Tetuán un tren tuvo que detenerse precipitadamente porque en el interior del túnel una prostituta estaba practicando una felación a un cliente. De no haberlos visto el conductor, habría sido un sexo oral de muerte. 

EL SEXO, UN CAMINO DE ROSAS

Hace tres meses, el metro fue escenario de otro acontecimiento insólito: una fiesta multitudinaria ilegal en la línea 4 entre las paradas de Jaume I y Passeig de Gràcia, que causó daños materiales. Uno de los trabajadores, según recuerda TMB, fue agredido, con lo que el caso está ahora en manos de los Mossos d'Esquadra. También sucedió un sábado por la noche. 

En cualquier caso, estos trabajadores de la seguridad del suburbano ya quisieran que todo el incivismo fuera siempre del mismo perfil. Han tenido que lidiar con "pasajeros armados, ladrones, peleas, gritos, insultos, agresiones...". "No te digo que el sexo no sea algo con lo que nos encontramos de manera más o menos habitual, pero lo más preocupante es lo que sucede la mayoría de las noches de viernes y sábado", señala el agente de la línea 2, que hace un par de años tuvo que afrontar un tiroteo en la estación de Sagrada Família.  

El asunto del fornicio bajo tierra no ha pasado desapercibido para la clase política. El exalcalde Xavier Trias (CiU) ha relacionado la "arrogancia y el autoritarismo ideológico" que dice ver en el gobierno de Ada Colau con lo que considera una degradación del espacio público. El líder del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, ha lamentado que a los "robos en el metro haya que sumar ahora estas relaciones de pareja". "Colau no puede convertir Barcelona en un capítulo de 'Gandía Shore'", ha resumido el concejal conservador. La diputada de la CUP Mireia Boya ha recordado en Catalunya Ràdio que practicar sexo "no es pecado" y ha considerado que es una "tontería magnificar un hecho habitual, no solo en las estaciones de metro". 

TEMAS